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« Previous Page Table of Contents Next Page »Bartola, como se le llamaba cariñosamente, Subsecretario de Estado en el despacho de la Gobernación y PolicÍlJ. El era una figura visi– ble en los Deparlamentoa del Norte y un ele– mento de valía en mi adn1inistración que ha– bía adquirido ciedo valimiento dentro del Par– tido Conservador, por lo que mi apoyo a su candidatura, a falta de la de Martín, era sin– cero y conveniente.
Cuando regresábamos, don Ramón Casti– llo C. y yo, de la Estación, lo hacíamos comen– tos con la promesa que don Martín nos había hecho, pues creo que esa misma noche se reu– nía la Directiva para tratar de la designación.
Estando reunida la Directiva en la Número Uno, llegaron varias personas que no pertene– cían a ella para hablar conmigo e interesanne en otros candidatos, pero comO he dicho atrás, yo tenía un compromiso cón don Bartolomé Martínez.
Ese compromiso con don Bartolo lo adqui– rí una mañana en que él se presentó en mi despacho solicitándome unos ocho' días de per– miso de la Subsecretaría de Gobernación para ir a su Departamento, Matagalpa. Al conceder– le yo el permiso solicitado piciéndole que esta– ba bien, él, entonces, me dijo que iba a ocupar esos ocho días en preparar el lanzamiento de su candidatura como Vice~Presidente, para lo cual ya había hablado con don Torib"io Tijeri– no, quien le prometía darle todo su apoyo, pe– ro, agregó, que no quería d,ecidirse en definiti– va sin que yo lo supiera antes. Le rendí las gra– cias por la confianza que había tenido en po– ner en mi conocirnento sus proyectos y le pedí que desistiera de su viaje, que no fuera a Ma– tagalpa con sólo esos proppsifos de emprender trabE;1jos candidafurales, pues yo le prometía que en caso que don Martín Benard, por cual– quier circunstancia imprevista, rehusara acep– tar la Vice-Presidencia, lo que ya había prome– :lido hacer, entonces él, don Bartolo, sería el candidato nombrado.
Aceptó don Bartolo mi promesa y ví con saiisfacción que cumplió con exactiiud su com– promiso' y iodo habría pasado sin ningún per– juicio para el Partido si don Martín a la hora llegada no desisie de aceptar la Vice-Presiden-cia. .
El día en que se reunió lB. Directiva llega– ron, como decía anteriormenie, además de los miembros de la misma, varias otras personas a la reunión an:l:e quienes se hizo la elección, y cuando ya es:l:uve seguro de que al iniciar la voiación a favor de Martín, éste sería, sin duda alguna, electo, me levanté de la mesa y fuí a llamarlo por teléfono a Granada, y una vez establecida la comunicación con él, le dije: "Amigo, aquí estamos reunidos en la Número Uno los miembros de la Directiva de nuestro Partido para elegir el candidato a la Vice-Pre– sidencia. Todos con entusiasmo lo mencionan a Ud. para esa posición y yo les he asegurado que Ud. acep:l:ará el nombramien:l:o si es elec:l:o por unanimidad y ellos quieren que yo recabe, nuevamente, esta promesa de Ud." Don Martín
"LOS ISMAELES"
De izquierda a del echa; sentados: Don Ismael Solór– zano, don Diego Manuel Chamollo, don Alcibíarles Fuentes h - De pies: Don Marcial ErasmoSolls, don Toribio Tijerino, don Ramón Solólzano.
Benard después de alguna vacilación me lo prometió y yo, volviendo a la reunión, trasmití a ell~ la úl:l:ima resolución suya, confinuándo, se la elección sin dificu1±ad alguna.
Una vez hecha la elección invité a todos a tomár una copa de champagne, mas an:l:es de hacerlo, nuevamente fuí a hablar por :l:eléfono con Martín para comunicarle que había sido electo y que en ese momento brindábamos en su nombre por su elección y que al siguiente día por el tren de la mañana llegaría a Grana– da una Comisión de la Direcfiva para entregar– le las credenciales de su nombramiento como Candida:l:o a la Vice·Presidencia de la Repúbli– ca. Le recomendé, además, que recibiera bien a esa Comisión y que prepa,rara a todos los amigos para que no hubieran dificul:l:ades.
Esa noche la pasamos muy conteníos con– fiados en que la Vice-Presidencia no era ya un problema, aunque habían unos cuanfos entre mis amigos que esíaban descorazonados.
Al día siguiente que llegó la Comisión de la Direcfiva a Granada, con gran sorpresa mía c;omenzó a fener dificu1±ades para la acepta– ción de su nominación por parie de don Mar– tín; llegando por fin és:l:e a declarar que rehu– saba aceptar porque don Manuel Lacayo, su suegro, no quería que lo hiciera. . .Más :l:arde supe que un mensaje que nu amigo don Toribio Tijerino había enviado a doña Cora Lacayo de Benard y recibido p~r
ella an:l:es de que llegara la Comisión de la DI–
rectiva a Granada había fenido mucho efecto en el rechazo de Martín de la Vice·Presidencia.
Según algunas personas que vieron el mensaje, és:l:e se concretaba a aseverar que re-
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