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« Previous Page Table of Contents Next Page »larizará las fuerzas del progreso bajo la Jibertad en con– tra de movimientos impulsados por el bloque Sino-So– viético"
Ahora, cabe p,eguntar, si a estas altulas han apa– recido algunos incongruencias Pal ece que esta pregunta estaba también en la mente de los planificadores, pues el Presidente dijo: "dentro de la variada diversidad de sus propias ti adiciones, cada nación es libl e para segui/
51,1 propio camino hacia el progreso" Y más claramente el 14 de marzo dirigiéndose al Congreso, al hablal de na– ciones nuevas y subdesarJolladas dijo: "Su Ievolución es la más grande en la historia Buscan el fin de la ín– justicia, la til anía y la explotación la suya es una re– volución que deberíamos apoyal cualquier a que sea la ruta política y económica que ellos escojan para su Ii–
IJeltad"
Esta última declaración, tan ovacionada pOI los sos– tenedoles de la perspectiva "educada" Iibelal izquierdis– ta, es la que ha provocado una agria polémica por parte de los mantenedores de la perspectiva "educada" conser· vadora Y con razón, en vista de los "agregados" de Bel– le En respuesta a la proposición de personas como J
Peter GI ace, de que la inversión privada, el capital pri– vado y la administración privada son las soluciones al ploblema, Berle dijo: "Yo dudo que la inversión privada norteamericana sea la solución a los problemas económi– cos de Latino América Lo que se necesita, dijo, es "capital social" en otlas palabras, lo que se necesita es "dinero designado para el desarrollo económico, pelo también dinero pal a el desarrollo social" Luego, pa– la que no hubiera duda sobre la posición de Berle (y, suponemos, ni sobre la del Presidente) siguió diciendo aC]uel: "Los sistemas sociales serán diferentes en dife– rentes países No se parecerán a los Estados Unidos Aquí preferimos la propiedad privada a la propiedad pú– blica Pero en Chile, pOI ejemplo, la mejor forma de desarrollo económico ha sido llevada a cabo por una cor– pOI ación que es propiedad pública y que funciona casi en la misma fo/ ma que la Autoridad del Valle de Tenne– ssee, o la Autoridad del Puerto de New York Hay paí– ses que bien pueden ser "socialistas" porque esa es la forma económica que mejor entienden El Imperio Es– pañol, debemos recordar, especialmente en las regiones indigenas, nunca tuvo verdaderas empresas privadas Las famosas minas de oro, uno lee en la historia, no eran privadas, sino propiedad del Rey de España El hecho de que cada país trabaje hacia su propia forma social no debe molestarnos, si es libre, amiga, y no un instrumen– to de poder político"
No significa, acaso, todo esto progl eso económico y social (cuyos "standards" son vagos), cu'alesquier a que sean las consecuencias políticas, aun cuando nosotros pre– tenclamos exigir que tales consecuencias políticas sean "democráticas" y "libres"? Quién sostiene que el con· irol y opel ación gubernamental de la economía (y apa– lentemente también ciertos aspectos de la vida social) no comprometen necesariamente la libeltad y el derecho del individuo? Me temo que este caso sea el de "hacer el pastel y comélselo también" Mas no podemos ha– cer eso
Los sostenedores de las perspectivas "educadas" conservadoras polemizan sobre este punto Refiriéndo-
se a la teoría de Kennedy (esto es, aquella que sostiene que "de:beríamos apoyar cualquiera que sea la ruta po– lítica y económica que ellos escojan") la Revista FORTU– NE de julio, 1961, cada vez más conservadora, dice: "Ese es, probablemente, el más generalizador "cual– quiera" en los anales de la oratol ¡a política El "slogan" pI incipal de Kennedy: "Estamos por la libertad" está dirigido a un mundo en el que esa palabra está asociada a las fuel zas y emociones más destructivas y a la vez más constl uctivas En tales cil cunstancias todo vocero norleamel icano está en la obligación de señalar que la verdadel a libel tad para el individuo entl aña la limitación del podel gubernamental Cómo pueden, entonces, los Estaclos Unidos sel indiferentes a la escogencia? Pues nosotlos sabemos que, cualquiera que sea la meta expre– sa, algunas de esas rutas llevan al totalitarismo, oh a a la anarquía ¡ntel nacional, y aun otras a tristes desilusiones Estos peliglos no pueden separarse de la guerra fría Naturalmente, las mejores -y mejoradas- oportunida– des comunistas provienen de la amargura y el desol den que se encuentl an al final de las rutas equivocadas hacia la libertad"
Y el WALL STREET JOURNAL, del 31 de mayo, ha– blando aun más enfáticamente, entl e Otl as cosas, de la Revolución Amer icana comparada con otras revoluciones, dijo:
"FUe promovida pOI hombres imbuídos de historia, de sabiduría política y de comprensión de la naturaleza del hombl e Esas son, desgraciadamente, las cualidades pi ecisas de que cal ecen los "nacientes pueblos" de Asía, Latino América, Africa y el Medio Oriente, y que ningu– na suma de dólal es puede infundirles precisamente cuántas rutas políticas y económicas hay hacia la liber– tad? El Comunismo o pi o-Comunismo no es una El So– cialismo no es otla la Dictadura personal no lo es tam– poco sólo hay una ruta para la libertad política yeco– nómica y es la creación de las condiciones para la liber– tad política y económica el modo de combatir la cons– pil ación dictatorial y colectivista del Comunismo es por medio de la expansión de la liberted política y económi– ca "Yo estoy aquí", dijo el Presidente, "para pro– mover la doctlina de la libertad" Pero, cómo puede el Gobierno de los Estados Unidos promover la doctrina de la libertad en el extel iOI al menos que primero compren– da la anatomía de la libertad"?
POI supuesto, este punto de vista conservador está en oposición con el punto de vista liberal Y a su vez este punto de vista conservadol está también en oposi. ción con otros puntos de vista conservadores Con res– pecto a Latino América en pal ticular, así como con mu– chas legiones de Africa y de Asia, algunos conservadores ponen en tela de juicio el que las posibles reformas que se avizoran en la Alianza puedan realmente alcanzarse si no es con la imposición de alguna suerte de disciplina autoritaJia Natul aImente, muchos se pondrán de acuer do con la "mejora" de J S Mili (quien vivió en la India) a las teorías de Bentham, en el sentido de que las for– mas democráticas unidas, con gran énfasis, a los dere– chos individuales, son definitivamente las mejores for– mas para todos los tiempos, todos los lugares y todos los pueblos Mientras que es vel dad que la única ruta a la libertad política y económica es la creación de las con·
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