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~a q;zev;lución 9ncruenta

Cfluevo eon-óervati-ómo

del

RAFAEL PANIAGVn. IUvns

Cuando el oprimido no halla justicia por ninguna parle, Cuando el peso es ya insoportable, alarga la mano Con ánimo resuelto hacia el cielo, y baja de él sus derechos eternos, Que están allí, inalienables,

E indestructibles, como las estrellas mismas

SCHIUER

Cuando las nuevas generaciones consel vador as pro– pugnan un Conservatismo Revolucionario no están, como creen algunos, jugueteando con la figura literaria llama– da paradoja No existe contradicción alguna entre los términos Revolución y Conservatismo, siempre que se defina con claridad y justicia el sentido de esas expre– siones Es muy común en Nicaragua combatir al adver– sario fundándose en la versión propia del pensamiento ajeno POI ello, el noventa por ciento de los ataques al Consel vatismo han sido una

I eproducción de las batallas de Don Quijote contra los molinos de viento: se han des– menuzado y pulverizado ideas y doch inas que no son, precisamente, las conservadoras No es mucho, pues, ro– gar a nuestros advel sal ios que dil ijan sus lanzas conh a nuestros verdaderos reductos

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+.

En el terreno político-social el término Revolución tiene dos acepciones: a) un cambio impetuoso y violen– to en ras instituciones; b) una mudanza o transformación gl ande y trascendental en el estado de la sociedad El primer significado de revolución hace especial lelación

o) los medios de efectuar el cambio: impetuosidad y vio– ¡encia El segundo significado de revolución hace I el a– ción especial al fin propuesto: la trascendencia del cam– bio La revolución en este segundo caso es, pues, un fin; no los medios para realizar ese fin Un cambio vio– lento y repentino en las instituciones puede conducir a una ti ansformación general del estado social; pero pue– de originar también una repentina y violenta contra-Ie– volución, que torne las cosas al estado anterior Por otra parte, es posible llegar a una mudanza grande y trascen– dental de la sociedad sin necesidad de apelar a la vio– lencia Tal es el concepto de revolución incruenta, patro– cinado por el Conservatismo de nuestlo tiempo

No tiene nada de extraño que esa Revolución Con– servadora Iesulte absurda e incomprensible para los que, sincera o insinceramente, tienen un concepto de– formado y falso de lo que significa el Conservatismo Es obvio que si se empieza por definir el Conservatismo apareándolo, por ejemplo, con el clericalismo, la teocra· cia, el feudalismo, el latifundismo, la plutocracia o el

réaccionarismo, tal como hacen a dial io nuestros detrac– te'res, una Revoluci6n Consel vadora sería un enorme despropósito

Como lo hemos dicho tantas veces, el Conservatis– mo no es el defensol de un olden social estático, lleno de injusticias iJ titantes ~I Conservatismo pi etende con– servar los valol es éticos y humanos del mundo occiden– tal, y no lbs privilegios económicos de una pequeila frac– ción de ese mundo El Conservatismo no puede ser con– fundido con el reaccionarismo: el reaccional io conserva sin discl iminación lodo el pasado; el consel vador disclÍ– 'mina y enfl enta el pasado a las urgencias vitales de nuestro tiempo La sociedad, de acuel do con el critel io sociológico conlempol áneo, está en un estado de contí– nua tensión y cambio y el Consel vatismo tiene que ser, en parte, una filosofía del cambio El profesor norte– amel icano FI ancis G Wilson expresa acertadamente: "El Conservatismo entierra una fi losofía de la evolución so– cial en la que ciel tos valol es perdul ables son defendidos en el campo de tensión de los conflictos políticos" Aho– ra bien, esos valores pel durables, esos valol es éticos y

humanos del mundo occidental, no son ni pueden sel los privilegios económicos, ni los plivilegios de clase, ni ninguna situación que viole los ptincipios de la Justicia Social CI istiana

Un Conservatismo auténtico tiene, pues, dentro de su compleja estructul a, una tarea propi,amente conserva– dora y una tarea esencialmente revolucionaria La tal ea con$el vado! él es la defensa de ciertos valores pel dUI a– bies: la ieligión, la familia, la patria, y la libertad y dig– nidad de la persona humana, qce forman el meollo o quinta-esencia de la sociedad occidental La tarea revo– lucionaria del Conservatismo es la transformación eco– nómico-social de esa misma sociedad ---mudanza que no ha de ser ni lenta ni violenta- para instaurar un 01– den Social Clistianb De cómo concibe el Conselvatismo nicaragüense esa revolución social-cristiana ti ataremos en el siguiente capítulo

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"Generalmente -dice Burke- es síntoma de un cierto grado de impotencia mental o de falta de conocí-

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