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DAVID S. COLLU1R

EL OCCIDENTE EN ESTA HORA DE IBEROAMERICA

~atin" <::América

VISTA POR lOS ESTADOS UNIDOS

Para subdividir el tema de este amplio tópico, me parece conveniente separarlo en tres "perspectivas": 1) la perspectiva "imaginativa" de Lati no Amélica, o sea, esa creada por la fantasía individual Esa es, desgraciada– mente, la más común y generalizada de las perspectivas y la que ejerce m.ayor peso y efecto sobre las Otl as; 2)

la perspectiva "educada", esto es, la sostenida por aque– llos que han estudiado, más que ligeramente, esas regio– nes: los llamados forjadores de la opinión pública de mi pais -los editores, principalmente los editorialistas de los diarios, los profesores, los congresales, los directores de asociaciones públicas, por epemplo A menudo, estas personas han llevado a cabo profundos exámenes e in– vestigaciones, con todo, es sorprendente que sus con– clusiones finales no correspondan en sabiduría; y 3) la perspectiva "oficial", la mantenida y administrada como la política nacional por el Presidente de los E;.stados Uni– dos y su gabinete

I

En cuanto a la perspectiva "imaginativa" de Latino América, esto es, aquellas conclusiones que resultan de fragmentarias fuentes de información que han venido a fijarse en las mentes populares y que no tienen rela– ción alguna con la investigación científica, la razón pu– ra o la verdad objetiva, encuentro necesario referil me a ella en esta ocasión aunque el tema sea mas humorísti–

co que atingente

En mi país, ahora que tenemos "gobierno de rela– ciones públicas" que ha llegado al plano del refinamien– to con la administración actual, la perspectiva "imagina– tiva" adquiere importancia considerable Abundan los "slogans" y palabras claves Tales palabras provocan po– bres conceptos, como "inflación", "socialismo" que aho– ra se convierten en "crecimiento económico", "necesidad nacional" Así la creciente ayuda económica a la Améri· ca Latina (una imagen muy impopular) viene a hacerse "Alianza para el progreso" (una buena imagen, aunque la pronunciamos mal en Español) "Cuba sí, Yanki no" se cambia en "Progreso sí, Tiranía no"; y "un vasto esfuer– zo cooperativo, sin paralelo en magnitud y nobleza de propósitos, para satisfacer las necesidades básicas del pueblo Americano "(que es la declaración Presiden– cial sobre la Alianza para el progreso), viene a ser "te– cho, trabajo y tierra, salud y escuela" (con perdón de nuestra pronunciación)

Contra este trasfondo yo he hecho una pequeña in– vestigación entre un grupo de juicio y conocimientos mas que corrientes con el objeto de descubrir algunas de las "imágenes" sostenidas por mis paisanos sobre la Amé rica Latina:

Si hablamos de México, una de las primeras cosas que vienen a la mente es el hecho de que Wallace Bee–

/y lep/esentó un excelente papel como Pancho Villa en el cinema de la década de 1930, igualado únicamente por la I epresentación de Emiliano Zapata hecha por Mar– Ion Brando en la década de 1940 De algún modo sa– bemos que Benito Juárez fue un indio que tuvo éxito en librar a México de Maximiliano y Carlota y que aun al día de hoy está de moda tenel una proporción consi– derable de sangre india si queremos llegar a ser políti– cos mexicanos Sabemos también que hay buenas corri– das de toros en Nogales y en Ciudad Juárez Una gran mayoría de norteamericanos sólo ven a México en Ti·

¡uana, lo que les da la impresión de que México es una gran tienda de baratijas

Cuando se nos pregunta acerca de Centro América la respuesta más común y corriente es que la asociamos con los bananos, y que nosotros llamamos comúnmente a Centro América una colección de "banana república" Cuando el área de las Indias Occidentales está en el tapete, la pal ticipación de los Estados Unidos en la I i– bertad de Cuba se olvida inmediatamente con el rudo despertar que tenemos todos los norteamericanos en La– tino América al oir el nombre de Fidel Castro

También oímos que el espafiol se habla en las ca– lles de nuestras ciudades gracias a la libre inmigración de gentes de Puerto Rico

Cuando se menciona a la América del Sur la actua– ci6n de Simón Bolívar como su emancipador se nos viene a la mente, particularmente porque dejó su nombre en un país llamado Bolivia; Venezuela es para nosotros un lugar construído con una mezcla de petróleo y hierro; los norteamericanos no gozarían de sus desayunos si no fue ra por el café de Colombia; Brasil nos sugiere la visión de Carmen Miranda, de la danza de la ru:mba y la mag– nificencia de B/ asilia, la nueva capita I Todavía identifi– camos a la Argentina con Perón y con perennes proble– mas económicos

La inescapable conclusión a que se llega ante estas vaciedades es, por supuesto, que la falta de conocimien– to o los escasos conocimientos del promedio de los nor· teamericanos es increíble pero cierto La desdicha de es– ta situación es que los perspectivas 2 y 3 (las llamadas perspectivas "educada" y "oficial") han hecho poco en restringirla En un sistema donde la persona puede ser arrastrada por la perspectiva -y con frecuencia lo es– aquellos que saben un poco más pueden dominar con fa– cilidad Cuando la persona que rehuse convencerse, se encuentra desarmada ante una información en contrario, queda relativamente vencida Quede así también la

perspectiva

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