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« Previous Page Table of Contents Next Page »moria, luchabl:l. en los ±l;abajos de carreteras cón carretillas de mano, con piochas, macanas y barras, ahdendo las trochas para construir los caminos de Managua a Ma±agalpa y de Ma1.1.agrta' a.los pueblos de Carazo y Granada.
y así venciendo innumerables obstáculos con esos inadecuados implementos, se construyó el cl;I.mino a 1,1atagalpa, lo mismo que el de los Pueblos. Las carreteras que ahora existen son casi las' mismas que se irlÍciaron durante mi administración con excepción de la que va pa– ra León Y' la de Séb.aco parl;l. Es±elí y Nueva Segovia y la nueVa y reciente para Granada. Nafuralmenfe, ias nuevas generaciones no co– .nocen aquellas realidades porque es cos±um– bre ahora el destruir los monumentos recorda– ±orios de las administraciones pasadas. Así se destruyó en el llano de Las Calabasas el enor– me aerolito que allí existía sobre el que se ha– bía colocado una placa que enseñél.ba a los viajeros, que la ADMINISTRACION CHAMORRO habíl;l. realizado la obra de la carretera a Ma±a– galpa; yen el corie de El Crucero, en la carre– ±era a Garazo, ingenie obra de ingeniería que ha sido aprovechada hasta nuestros días, ±am– b;ién se destruyó la placa en que se leía: AD– MINISTRACION CHAM0RRO.
• Ya quees±oy hablando de esta cues±iém de carninos voy a referirme a una di!erencia de criferio familiar que había en mi propio hogar, esto es algo en que mi esposa y yo estábamos en desacuerdo. Ella quería que en lugar de caminos me de.dicara a la pavimentación de Manl':!.gua, a lo qtie yo le replicaba: "Hagamos primero'los caminos; que éstos nos darán el di– ,liero para la pavimi:1n±ación de Manaqua, pero
eSO será después!" Y cuando don Garlos Solór– 'zano comenzó a pavimentar Managua ella me ,decía en tono ±riuníante: "Confiesa que era mejor pavimentar Manélgua que hacer los ca– ininos que hicis.l:e". Sin embargo, yo siempre creüa. haber escogido lo más conveniente.
y ya que hago mención de mi esposa "quiero hacer saber .l:ambién que cuando 11ega–
'TÍ'lÓS a i Casa Presidencial algunos de nUestros amigos le hablaban a ella sobre nuestros ha– beres familiares y cuando se daban cu~n±a de que nunca habíamos ienicio UlJa casa de habi– tación propia, le proponían negocios con los que reunir fondos necesarios para comprarla; Thas ella siempre rehusó con entereza esas ofer– tas porque decía que noso{ros debían1.os salir de la Presidencia sin que nadie nos pudiera 'censurar la 'adquisición de bienes que no fue– ran corre¡;;±amen±e adquiridos. "Por eso", agre– gaba ella, "me he quedado con mi Servicio de casa, pagado con el suel<;1o de mi marido To– do 10 que nosotros nos llevaremos de la Casa Presidencial será lo que trajimos".
, En relación a estas observaciones de mi esposa, y su actitud en rechazar las oportuni– dades que,se le ofrecían de poder adquirir una casa de habi±ación que tanio ambicionaba ella
l
y eviiando siempre aceptar algo que pu– dlera rnás tarde avergonzarnos o nos hiciera guardar silencio ante cualquier aqusación de
que habíamos usufruciuado del puesio politico a, que no~ había llevado el voio popular de la Cludadanla, creo que es oportuno mencionar aquí en qué consistían mis bienes en aquel en– fonces.
Se reco:rdará que cuando Ílegué a Hondu_ ras me establecí en Comayagua donde formé una hacienda de ganado en los terrenos inme_ dia±os a esta ciudad que eran propiedad de don Francisco Cáceres, hacienda que can la ayuda económica del Sr. Cáceres y en unión de mi hermano Evaris±o Enríquez había logra_ do formar y a la que había puesto por nombre "La Ilusión". Esta moderna propiedad, que ie– nía muy buenas acequias para regar iodos sus polreros con las aguas del río Costamaguapa principié a trabajarla inmediatamente despué~
de mi arribo a Honduras y para el Hempo de la Revolución de la Costa estaba completamen_ .l:e formada. Así es que cuando triunfó la Re– volución y nos eslablecimqs en Managua y yo resolví quedarme definifivamenie en el país y
trabajar en Nicaragua en vez de Honduras pensé en adquirir alguna otra propiedad, y~
que mis trabajos en una hacienda de café en jurisdicción de Matagalpa habían sido comple– tamente abandonados y perdidos después de tantos años de abandono. Es muy probable que por mi natural inclinación a la ganaderí.a ya no tuve interés en procurar rehacer la ha– cienda "El Picacho" que así se llamaba la ha– cienda de Ma.f:aga.lpa, y entusiasmado por las proposiciones de mi amigo don José Dolores ;Mondragón, con1.pré
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en sociedad con él, la ha– cienda "El Peligro" que sifa en la jurisdicción de Malacatoya, fenía don Florencia Gl.l±iérrez.
Para la compra de esia propiedad vendí a mi hermano Evaristo, en 20,000 pesos plata, la par.l:e que me correspondía, según los cálculos que hicimos, en la hacienda "La Ilusión". Esa suma, más el, regalo que me hizo don Adolfo Díaz uno de rantos días en que llegué a visifar· le, me sirvieron para prinqipiar 'a trabajar en Nicaragua.
El regalo de don Adolfo a que he heche referencia consistió en Un paquetito que con .f:enía alrededor de 10,000 dólares, y llamo ye regalo a esta suma por querer llamarla así. porque en realidad aquella suma era re±ribu ción por mis servicios militares que durantE dos años que duró la Revolución había yo fe nido derecho a recibir.
La hacienda "El Peligro" que comprarno: don José Dolores Mondragón y yo, creo qUl
por la suma de ONCE MIL DOLARES pagadero una parie al contado y otra a plazos, llegó 1
ser una magnífica propiedad Años más tarde don José Dolores se separó de la sociedad po compra que yo le hice de su parie Con est: iransacción le cambiéode nombre a la hacíen da llamándola enfonces: SANTA LASTENIA,
Algunos años después principié a compra los derechos hereditarios de la hacienda RIc GRANDE que tenían alg""2\os miembros de 1 familia Chamorro Bolañós
Al primero que le compré esos dereche
-H4-.
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