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« Previous Page Table of Contents Next Page »armado, en que :l:omaron par:l:e diecisie:l:e ge- Pedro Rafael Cuadra, corno candida:l:ura unifi– nerales, entre los que se contaban, a la cabeza, cadora del Padido Conservador.
Julián Irías y o:l:ros como los Generales. Narciso Ese cable fue una sorpresa para mí, lo que .Argüello, Andrés Murillo, Abraham Perdomo me hizo vacilar en mi contestación, pues yo no (salvadoreño, con fama de ser muy valiente, tenía razón alguna para rechazar a don Pedro salió herido en la mandíbula inferior) I Masso Rafael, que como he dicho antes, a más de es– Parra, cubano, herido en una pierna y que tu- tal' ligado con la familia Chamarra era un vo la audacia de volarse así del tren en que hombre honorable en todo concepto y con :1:0–
venía capturado, cayendo en unos potreros, das las cualidades necesarias para servir la mientras el convoy corría a gran velocidad. Primera Magistratura de la Nación, pero por el Poco Hempo después apareció armado con un airo lado, estaban iodos mis amigos de Nicara– grupO, operando en:l:onces como bandolerGl. gua que se habían estado agrupando para ha– Fue dispersado y huyó del país. También fue cerle frente a cualquiera otra candidatura que capturado el Padre y Gréll. Alfredo Volio, sa- no fuera la mía y que desde hacía varios meses cerdote costarricense, muy hombre y de mucho me venían previniendo para en caso me pro– talento. pusieran algún candidato de transacción que El Dr. Leonardo Argüello, venía como De- lo rechazara.
legado del Ejecutivo y no recordamos con qué Así, pues, me encontraba yo ante un rango, el Dr. Escolástico Lara. dilema muy difícil de resolver, porque cual-Esta batalla, de grandísima impodancia, quiera que fuera la solución que le diera deja– cubriendo de gloria a las armas conservadoras ba siempre a una parte del Partido insatisfe– y coronó de laureles a los Grales. Barlolomé chao
Víquez, José Solórzano Díaz, coroneles citados, Después de honda meditación sobre esla oficiales y soldados, en su casi totalidad de Ma- asunfo decidí quedarme con el grupo que nO nagua. esiaba de acuerdo con don Adolfo Díaz en esa La lucha fue tenaz y enconada; hubo bra- cuesHón dé candidatura, ya que consideraba, vura por ambos lados. Comenzó a las ocho de debo confesar, que me pareció ya mucho exi– la mañana y concluyó a las cuatro de la tarde, girme eso de estar cediendo y cediendo siem– con un completo desastre, en que las tropas pre. Además, yo pensaba que el hecho de revolucionarias, después de tener completa- haberme enviado a Washington como repre– mente rodeado a Víquez, por los cuairo rurn- sen±an±e del Gobierno de don Adolfo Díaz, era bos, se desmoralizó por completo; dejando mu- para facilitarme ejercer 1<;1 Presidencia de Ni– chos muertos y heridos y una gran caniídad caragua, es decir, para destruir en el Gobierno de armas y municiones; siendo inexplicable Americano la impresión que éste pudiera tener por qué no usaron varias cajas de rifles engra- en mi contra por mi carácter de militar, carre· sados, en las carretas que los condujeron, mi· ra que yo he seguido sin embargo, solamente llares de tiros de rifles., ametralladoras y mu- en casos de emergencia y en circunstancias chísimo parque de éstas; siendo el mejor tro- especialísimas.
feo un capote del Gral. Julián Irías, con la Después de haberme negado a aceptar la marca de su nombre en el cuello, abandonado candidatura de don Pedro Rafael pedí licencia en la huída. De nuestras nO pocas bajas, tene- para regresar a Nicaragua, licencia que se me mas que lamentar la muede del Capitán Ti- concedió.
burcio Araica, uno de los ayudantes del Cnel. Al anunciar en el Departamento de Es:l:ado Francisco Sánchez, cuyo cadáver fue sepulta- mi retiro de la Embajada, el Secretario me do en Managua, donde era muy apreciado por ofreció un barco de guerra que fuera a dejar– el Gremio Obrero, al cual pertenecía. Igual- me hasta San Juan del Sur. Esta cortesía me mente fue muy sentida la herida en un brazo afianzó en la creencia de que mi candidatura del Cnel. Ernesto Solórzano Díaz. era aceptable al Departamento de Estado, lo El ingreso a la Capital de la llamada que logré comprobar después.
"Columna de Occidente", fue entusiastamente A mi llegada a Nicaragua recibí por todos recibido, pasando bajo once arcas triunfales y los pueblos que transitaba la mayor ovación el clamor de un público delirante que saluda- que puede esperar un político. Puedo decir, y ba a los héroes. lo digo con modestia, sin exageración alguna, Después de esta necesaria disgresión diré que el pueblo de Nicaragua estaba conmigo, que indudablemente los banqueros Brown y por mi candidatura.
Brothers y Seligman trabajaron en Nicaragua, Ya en Managua hablé con Díaz, con mis a mi juicio, con mucha honestidad y creo que amigos y con mi familia para explicarles mi a ellos les resintió los ataques que frecuente- re.solución de seguir adelanfe con mi campaña mente recibían de parte de los opositores al presidencial puesto que contaba con la simpa– Gobierno de Nicaragua, aun en los mismos fía del Depadamento de Estado que tanta in– Estados Unidos, y que por eso procuraron no fluencia moral tenía enfonces.
seguir sus negocios e1":1- el país. Al mismo tiempo que se desarrollaban Al principio del año de 1916 recibí un estos acontecimientos en el seno del Partido mensaje firmado 'por don Diego Manuel Cha- Conservador, el Partido Liberal hacía también morro preguntándome en nombre de don Adol- sus gestiones en Washington por medio del fo Díaz si yo aceptaría la candidatura de don Docior Julián Irías y don Salvador Calderón
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