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que podía asegurar que sus acontecimientos políticos los palpaba corno si es1uviera en el país mismo. Por eso resolví ese año pasar sin hacer rnovimiento político alguno de rni parie y-rne dediqué a viajar por los Estados Unidos.

Viajé con mi señora a New York, y a Al– bany, capital del Estado, y a otras ciudades del mismo. Llegarnos a Niágara Falls, casca– da bellísima y potente que se aprovecha para producir abundante fuerza eléctrica.

Corno en ese tiempo Inglaterra eslaba en guerra con Alemania, no pude visitar el Cana–

dá, corno lo hubiera deseado, sino que nos re– gresamos a Buffalo, New York, donde llevé a mi señora a examinarse un oído, del que no es:l:aba bien, a una famosa clínica que allí ha– bia, mas tuve la impresión de que el especia– liS:l:a en enfermedades del oído era sumamenfe deficiente.

De Buffalo pasarnos a Ohio, luego a Chica– go, hermosísima ciudad, casi fan grande cOmo New York, aunque no tan poblada, 'con un co– mercio fabuloso y a la orilla de los grandes lalios. De Chicago fuimos a Sou±h Bend, India– na, población pequeña, tranquila y de apaci– ble ambiente residencial. En es:l:a población vivía un Senador, amigo de Baaz Long, jefe del departamento latinoamericano en J=ll Departa– mento de Estado, a quien fui a visitar para en~

t,regar una car:l:a de introducción de Mr. Long. El Senador no estaba en caSa y fuimos infor– mados que se hailaba en su finca aporcando SUS frijoles. Nos diaranla dirección de Su huer– ta, a poca distancia de la ciudad, y hacia ella nos encaminarnos. Fue grande mi sorpresa al encontrar al Senador mismo C011 su tronco de 'caballos trabajando en las faenas del campo. Enfonces comprendí que ese era el fundamenfo de la riqueza de los Esiados Unidos: su amor y

dedicaci6n al trabajo. ,

De Sou:l:h Bend fuimos a las Twin Cilies, 'Minneapalis y Sto Paul, donde hay grandes fá– bricas dé harina y enormes aserríos de madera en cuyos pafios vimos miles y miles de trozas que pronto eran aserradas en diversas piezas para ser usadas en la indusfria de la cons:l:ruc– ción de muebles y viviendas.

Fuimos a Norih Dakoia y a Ransas de don– de 110S dirigimos a Denver, Colorado y luego a Sou:th Lake Cify, Uiah, el estado mormón, don– de visitarnos la caSa de Bdgham Young, que es:l:uvo casado simultáneamente con diez y nueve mujeres con las que procreó ochenia y

seis hijos. La poligamia era ya por ese iiempo prohibida pOr el Gobierno Federal, aunque acep:l:ada por el pueblo mormón de Uiah y es– pecialmenie por las mujeres. SaU Lake es una bella ciudad, pin:l:oresca, con agua corriendo por las acequias y jardines.

En Ogden, Utah, nos encontramos en la verja de una casa un narciso florecido, el que admirarnos con entusiasmo porque nos iraía un recuerdo de Nicaragua. AHí almorzamos con ±rucha, pescado delicioso.

De Utah pasarnos a California. Estuvimos dos días en Sacramento, capital del Estado,

donde gozamos de un clima semi ±ropical. De Sacramento fuimos a San Francisco donde nos hospedamos en el Hotel Palace. Es:l:e viaje lo

! hicimos en agosio de 1915, año de la EXposi-ción Mundial del Pacífico. '

Es:l:uvimos en San Francisco corno por Un

mes, divirtiéndonos visitando la Exposicic$n y

siendo festejados por la Colonia, pdncipahnen_ te por las familias de don Adán. Sáenz y don Alejandro Cantón.

Estando en San Francisco fuí invitado por el Coronel Pendlet~n para visi:l:ar San Diego donde estaba ~siaclonado corno Comandante del Cuerpo de Marinos de los Estados Unidos (U.S.M.C.), donde se me ofreció una parada mi– litar en mi honor. Después de agradecer y co– rresponder las cortesías del Coronel Pendletón regresamos a la ciudad de Los Angeles dond~

permanecimos unos días conociendo la pobla– ción.

De Los Angeles resolvimos hacer nuestro regreso a Washington por la vía de New Méxi– co, en el Ferrocarril de Santa Fe.

Llegarnos a Albuquerque, población pe queña y pobre en ese tiempo, al estilo centro americano, con casas sin enladrillar.

El ±rayecto del Ferrocarril por el desieri< de Arizona se nos hizo pesado por el calor so focante y puedo decir que nuestro regreso; Washington fue por lugares que no desper:l:e ron nÍngunéi a.drniración. Sin embargo, deh advertir que de esto hace 45 años, lapso en qu una nación progresista como los Estados Un dos puede transformarse completamenie, pe lo que no me sorprendería que si regresara Albuquerque me encontrara ahora con un p queño emporio de riqueza.

Vueltos a ins:l:alarnos en la Embajada < Nicaragua en Washington, me dediqué a en] rarroe de los asuntos más importantes de

J

cargo que hubiese que atender, pero e11.conJ que todo era norznal y rutinario y que apen quedaba pendiente el que los banqueros q sieran llevar adelante la construcción del j

rrocarril de El Rama a Managua, pasando 1 Tipitapa.

A mi entender los banqueros Bro Brothers & Ca. y J. W. Seligman & Co. hab' contraído el compromiso de construir ese rrocarril y por eso hice la gestión con el DeI taInento de Es:l:ado para que los llamar¡ Washington a sostener una conferencia ellos anfe el Secretario de Estado para deí esa cuestión.

Los banqueros llegaron y desde el pri pio de las discusiones negaron el comprar y Se expresaron en el sentido de que yo quería exigir y que les estaba exigiendo cornpromiso porque yo era enemigo de eH. A :l:al aseveración y argumento mani– al Secrefarío de Estado que los señores queras estaban errados al considerarm. enemigo 8610 porque les reclamaba el CUl:

miento de un convenío que ellos habían fi do, que yo les' declaraba que era amig ellos, pero que era más amigo de mi Pab

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