Page 101 - lista_historica_magistrados

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A cuánta mec1üaoi6n nos llama e~e cambio tan brusco I "'""

Cuando sobrevi,nieron los primeros atropellos que hicieron temer mayor~s abusos! algunos vecinos c;l~ ~a

'udad reclamaron mI presencIa en trance tan dIficil,

~~iTespondiendoyo con prontitud en ol;>se~v~cia. c;le mis deberes de sacerdote y por voluntana =cllnaclon de mis. sentimientos hacia el que sufre persecución, mi puesto estuvo al lado de los que corrieron mayor peligro entre los vencidos, como también ante el jefe militar victorioso en demanda de clemencia.

Desde nuestra Independencia hemos vivido en perpetua división y lucha armada casi constanfe, in– terrumpida a corlas ireguas por débiles esfu,:rzol1 de az, sin mira~ q~e el mal danaba l!!, l;>a;se nacIonal de

~uestras insilluclones. Con tales dIVISIones y luchas sangrientas, el odio, ese !Jáncer ~oedor ..de la colectivi– dad echó raices en la SOCIedad nlcaraguense que se ha combatido a sí mis;na con rigor criminal, contrariand.o leyes nafurales y la~ predicadas p_or boca d.~ la SabI– duría misma, Jesucnsio Nuestro Senor, que dIJO: AMAD A VUESTROS ENEMIGOS. Pero ya se ve lo separados que hemos vivido de Dios y el menosprecio que hemos demostrado a las sabias enseñanzas de lo alto.

Demasiado violenios en nuestros acfos públicos comprom.etim?s ~a p~incipiani,: exisiencia de esia des– graciada Republica, mierrumplendo su desarrollo, y lo que es más sensible, poniendo en peligro de perder nuestra Religión sagrada, herencia legitima de nues– tros padres. Dimos cabida a malsanos sentimientos con leyes inicuas que afligieron a la República, con multas trabajos forzados y prisiones como ansiosos de correr desenfrenadamente hacia la ruina. Y fanfos de– sastres, lágrimas y sangre inúfilmente derramadas, no nos mueve o enmienda? Consentiremos reincidir para completar el desastre? Demos al menos una tregua, y luego iomemos nuevas resoluciones penetrados de nuestros deberes con la Patria, que danan mucho res– peto al pais y el aprecio de otros pueblos.

En las azarosas alternativas en que nuestra vida nacional se ha debatido, los directores de los bandos politicos dejaron de practicar el perdón al vencido que es un deber en la vida civilizada. Y si los capacitados han perdurado a la sombra de ideas erradas, qué di– remos del natural ignoranie, violento, corrompido por los abusos, convertido en elemento de atropello, hi– riendo según la lógica de su rudeza casi bárbara? QuÉ! escuchamos de esa parle de la República donde los ejércitos se dirigen, donde la ley le dida la voz de m.ando de un Com.andante de reclutas? Si hemos sa– crificado a la Nación al repudiar susfanciales deberes de patriotismo, salvemos al menos los de la humani– dad que son sagrados, porque además, hora es ya ?el arrepentim.iento y llorar como Israel cautivo el castigo de nuestras culpas, conformándonos con las soberanas disposiciones de lo alto, porque no hemos querido la paz, y las ilusiones más bellas de un pueblo al cum– plir sus destinos, en una vida de frafernidad y progre. so, las hemos corrompido anulándolas sin provecho. Meditemos, el fruto de hoy corresponde a las intransi· gencias del pasado.

Durante los últimos años, Nicaragua ha venido del!angrándose más que nunca sin obfener resultados honorables. Millares de víctimas se sacrificaron en aras de una lucha cruel, los campos abandonados re– clamando cultivo, la industria rouerla, la honra sÍJ;1 respeto, y la vida, ese don que nos llega de la Provi– dencia, sin valor alguno porque el odio a nuestros se– mejanfes extinguió la piedad en el corazón de los hom– bres, como si las excitaciones de la guerra nos hicie– ran olvidar verdades afamas de justicia y miseriCOrdia, quedando como resultado de los reveses y viciorias estériles, por ser lucha entre hermanos, una ancha y acusadora huella de sangre, las familias en discordia, separados del traio afeciuoso los mejores amigos, y

las ciudades y pueblos en un odio féroz de lamenta– bles consecuencias. Yo siempre he predicado paz, con– cordia y progreso por el trabajo y se confestó pidien– do más sangre. Este es el cuadro de nuestra amada Nicaragua en su presenie y pasado. Por eso os exhorlo a la moderación, dejar a un lado pasiones de partido que fanios males han causado iomando el camino de la paz. La paz es el beneficio más preciado de un pueblo, ella viene de Dios y es la recompensa de nues– iras buenas obras, bajo su proiección fodo bien pros– pera, porque es manantial inagofable de felicidad, las ciencias corno las arles, la agricultura, la indusiria co– mo el comercio reciben de ella el impulso que los desarrolla, digamos de una vez: es la vida: Paz, so– berana conquisiadora de fines civilizados a que foda sociedad culta debe aspiTar.

Por lo qua hace a la sifuación actual, espero que ella c~ie favorablemenie mediante la armonía en– tre los nicaragüenses. Ya sabéis qUe por las disposi– ciones dicfadas por el General Walker, hombre ilustra– do y de falento, se prometieron garantías a la persona, al hogar y al trabajo, procurando llegar a una inteli– gencia satisfactoria entre los partidos.

Si el General Walker se anima en fan laudables propósifos, sostiene su criterio entre los hombres que comanda, haciéndolo aceptable a nuestros hermanos legitimistas y a nuestros hermanos leoneses, corno una necesidad de los iiempos, habrá alcanzado la verda– dera victoria, no la de sorprender una plaza y capiu– rarla, sino la de un mérito superior, superior a nues– iras mejores esperanzas, y se hará acreedor a nuestro reconocimienio. Seria el enviado de la Providencia para curar heridas y reconciliar la familia nicaragüen– se que otros dividieron, porque ser el instrumenio de la paz, lograr el fin de hostilidades ian crueles, es me– recer el aprecio de esfa tierra afligida por la peor de las desgracias: la guerra civil. Y entonces, cuando bri– lle un nuevo sol, no sobre campos de muerle sino so– bre tierras cultivadas, ni sobre ciudades en disputa sino en el mejor acuerdo, sosteniendo relaciones pro– vechosas, el comercio exiendido en la República, y el libre tránsito sin trabas, enionces podremos decir del General Walker que se presentó a nuesfras playas en son de guerra, pero que al llegar a nosotros, movido de mejores impulsos, sintió la necesidad de cuxnplir nobles aspiraciones como elemenfo de civilización anfe el caos de la guerra, trocándose de modo providencial en defensor de la tranquilidad, mediador en la disputa de los partidos, respefando la vida de los vencidos, la propiedad, la religión, la familia, corno iris de con– cordia, ángel tutelar de la paz y estrella del norle de las aspiraciones de un pueblo atribulado.

Ha venido el General Walker de esa gran Repú_ blica bendecida de Dios donde prácticas corrienfes de la vida son el respeio al débil y al hombre pacifico, a las ideas por opuestas que sean, corno de sociedades civilizadas, de esos países gue les cupo en suerle ser organizados por ciudadanos de corazón, patrioias y modesios, fales como Washington y Franklin, sobre io– do el primero que brilla en lo alto de la nación ame– ricana como protector de los suyos.

Quizá. Dios lo conceda, al permitir este cambio de situación de ayer sea en provecho mwuo, que los hombres llamados a un fin revolucionario sirvan mó– viles superiores que la Providencia premiaría con sus dones, que esios hombres lleven a la práctica los im– pulsos de progreso en. que se han formado, porque interés nuestro ha de ser, al obiener la paz, la produc– ción por la industria, hija del trabajo, esa producción proveedora y recreativa ,de la imaginación. Y como esfos mismos americanos, com.o con otros que han de venir a nuestro suelo, porque habrán de ser los Esta– dos Unidos, los construciOTE¡S de la comunicación entre los dos océanos, llevar a Nica~agua, unidos de las ma– nos, al engrandecimiento a que esfá destinada por su posici6n en el confinente y facilidades natural~s, obfe-

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