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« Previous Page Table of Contents Next Page »,..." .Esta' d?bl~ ,experi~ncia polftíca ha demostrado que
.el destino dé la :democracia no puede ser realizado ex– ,Iusivamente -por las élites, por las minorías selectas so– 'amente, ni tampoco solo por las masas. Minodas selec– tas solas, conducen a los pueblos a las más diversas va– riantes del despotismo, pero no al régimen democrático de vida. las masas, por sí solas, no serán capaces sino de correr, en marcha.s delirantes, tras Jos mercaderes de ilusiones y tras el idealismo de bazar. la resolución del problema mnsiste en la vinculación permanente dentro de un austero sentido de jerarquías, de las élites y de las masas; de las minorías selectas y multitudes.
LA ANTINOMIA DEL MANDO Y DE LA OBEPIEN·
.CIA.~Toda socIedad humana, paril poseer organizaci6n,
~nidad y voluntad de destino, Nene inevadib:e necesi· dad de autoridad, o sea, exige el funcionamiento de la gran antinomia del mando y de la obediencia. Sin auto– ,ridad, no puede haber sociedad organizada, ni posibili– dad de organización de un destino colectivo.
Esto exige sin embargo condiciones calificadas pa– ra ser legítimo y efectivo, a saber:
-los partidos políticos deben gozar de la posibi· Jjd,acl de disputarse el poder, en e!e:ciones libre" en las ,que el Gobierno permanezca absolutamente neutral. -Los derechos del individuo deben tener plena po– sibilidad de ser defendidos por tribunales imparciales. : ~Vigencia de amplia libertad para que puedan .crearse organizaciones diversas para promover y dafen– per los intereses de grupos diversos.
-Los que gobiernan deben ser responsables ante
la opini6n púqlica y ante las leyes tutelares.
-La crítka debe tener posibilidad de ser ejercida .sin trabas, censuras, ni sanciones.
-Sil') partidos políticos, no pueele haber amparo vá– )ido por un regimen democrático de vida y la demago–
gia constituirá una constante y, apocalíptica amenaza. Mal hondo y típico de América Latina es la ausen– cia de partidos polí/icos en su vida cívica. En los países
~ondf3 imperan gobiernos de fuerza, su actividad ha, sido nulificada y sus posibilidades de organización y funcio– .namiento, cerra,das, En todos Jos partidos sufren las ,cri– sis promovidas por la conmoción general en que se está determ,inando la nueva técnica social.
, POR LA DEMOCRATIZACION DE LAS MASAS.-His– t6ricamente, ca<:la vez ,que las dictaduras se !:Lan precipi– tado, su caída fue acompañada siempre por una mare– jada de libertinaie y por el paso tI iunfal de los demago–
.90So' Tal experiencia está plantando de modo compul– sivo el problelTla de fa democratización de (as masas. Democratizar las masas ha de ser ante todo trans– formarla de inconsciente e inhumana, en razonante y so– lidaria de los demás miembros de la comunidad, cual– quiera que sea su condición o jerarquía social. Es desple– gar la comprensi6n de la voluntad polftica en el seno de la voluntad colectiva, de vivir libremente y de luchar por un porvenir mejor. Es llevar a la conciencia y a la .experiencias de las ma.sas, la convicción de que la po– IItica es actividad indispensable para que el individuo pueda realizar su existencia como persona humana to–
tal.
. ¡LA. CUESflON ;DE LA, SOBERANIA NACIONAL.–
los problemas del régimen democrático de vida y d~
nacionalismo -vienen- '8 entrelazarse creando una contra– dteión que se; expresa er.. el sentido de la so!;>eranfa na. cional. Para funpí/r·!Jn régimen democrático' de vida, es indispensable ..ellminar. las ·clk.tadur¡is.. Pero, en las con. diciones presentes, las díctaduras disponen de Un apa. rato represivo s.e'ryjdo por alta eficiencia técnica, capaz de hundir los anhelos de libertad y de heroísmo de los pue– blos en I~ más completa frustración. La impotencia ma– terial de la comunidad para librarse de las dictaduras, plantea con agudeza e~tr.ema la cuestión de la concep· ci6n de la soberanía ;nacionaL
Se defiende la tesis de que los países desarrollados tienen obligación de prestar ayuda a los pueblos sub-de. "'. sarrollados. Peró no defiende con igual energía la obli· gación imperativa que los pueblos libres fenen de preso tar auxilio a los' pueblos que padecen dictaduras para que puedan recobrar la libertad que anhelan y por la cual combaten.
la No Intervención inviolable y total se ha torna– do reaccionaria y adversa al interés de la democracia. Tal No Intervención solo ha fávorecido directa y eficaz– m'enie a los dictadores. El militar que logra adueñarse del poder se' transfol ma, al día siguiente de su victoria en acérrimo def(msbr de la No Intervención absoluta y
en campión benemérito del viejo concepto de la sobe– rania nacional.
Es por ésio que sé hace obligatoria la posibilidad
¡UI ídica de intervenir cón la finalidad de contener los des. manes, de los dictadores 'y los excesos del militarismo, la Organización de Estados Americanos no envió a Costa Rica' un solo soldado ni €mbarcó una sola ametralladora. Su intervención, no Qbstarite, fue eficaz y demostrativa del poder moral 'qUé posee ya el Interamel icanísmo para defender la democracia cómo patrimonio de todos los amer icanos. .
Es paradojal que la No Intervenci6n sea defendida
con igual ardor. par los dictadores y por las víctimas de las dictaduras. Pero, .es evidente que la intervención co– mo par'fe del del echo interamericano se está imponiendo como hecho material y por encima de los prejuicios.,
Tal intervención servirá de freno a los dictadores y
llevará a los pueblos, con un mensaje de liberación, .el sentimiento de que el in1eramericanismo no es en fDl ma alguna deshonesto celestinaje de dictaduras.
Es tiempo de orgallizar con sabiduría, de ejecutar can racionalidild, de movilizar ,en orden las gigantescas reservas populares. de emprElndar la larga y costosa mar– ella de la construcción. ,Si las clases dirigentes de Amé' rica -las del Norte y las del Sur- permanecen en ac– titud espectante, mezquina El infecunda en que están viviendo ahora, América latina se deslizará hacia el vér· tigo de una vorágine social de proporciones y
de ritmo incontrolables. No es necesario ingresar en las vías del presagio, ni sobrevolar los dominios de vaticinio, para señalar que América latina esfá ingresando en la era de la disyuntiva categórica y cortante: reforma o revolución.
y las. dases dirigentes de América -las del Norte y las t;lel Sur- 'están todavía en el minuto de la opción.
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