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Al apartarme de la politica que se ha venido ju– gando en esta vez, por motivos de que siento satisfe– ' 'cho mi amor propio, tanto como lo he estado en el tiempo en que he tomado alguna intervención, me queda en lo particular el gusto de no seguir sacrifi– oándote a vos i a mis hijos con inquietudes i cuidados, sacrificio a que con mucho dolor me resuelvo, cuando obedezco al impulso del que he creído patriotismo ne– cesario i obligatorio a todo trance, a toda costa. Al desalucinarrne, no dejo de sentir los males del país, que se prolongan indefinidamente, pero en camñio, 'Vuelvt;l a buscar el Seno de mi fa:milia, tranquilo de ha– ber hecho lo que estaba en mi deber corno hijo de Centro América. Ojalá vos te penetres del fondo de :mis ideas, para que :me perdones o disculpes por los ±rabajos que desgraciada i fatalmente te ocasiono.

Sin advertirlo, :me he extendido en eso, cuando mi asunto único, de esta caria i de cuantas te escriba, i de cuanto pienso, es el de que comienses a contestar– :me sobre las varias indicaciones que te tengo hechas, a fin de que volvamos a reunir la familia cuanto an– fes sea posible. Repito que no creo te resuelvas a vol– ver a venir hasta esta altura de Tegucigalpa, fue de– masiada deferencia i bondad de tu parte el haberlo hecho una vez. Pero, sí, deseo que pienses bien i con entera independencia i libertad, sobre el proyecto de traslación por un poco de tiempo a Cholufeca, por las ,razones siguientes. l' Allí no quedaríamos lejos de nuestra familia, el camino a León es hasta carretero, i las comunicaciones son :mui frecuentes, por las ha– dendas intermedias, 2' Teniendo negocios de comer– cio, se pueden hacer allí doblemente, p~rque hai faci_ lidad de comprar frufos o artículos que exporiar, lo que aquí no hai. Por eso, desde que se estableció aquí la casa de comercio en que estoi asociado, se convino en que se estableceria al año i medio otra en la costa, encabezada por mí, en lo que tuve en mira que el resto de los cuatro años de la compañía lo pasáramos cerca de Nicaragua. De ese :xnodo podríamos conti– nuar en esos negocios, que no dudo sean producfivos.

3' A nueslros hijos, que están formando otra peque– ña compañía para estímulo i aprendizaje, ±ambien les convendría no tener solo aquí el negocio, sino fam– bién en la costa, Ramón aquí i los dos allá. 4' i de rrtucho peso en mi ánimo: tengo razones para per– suadirme de que Ramón seguirá en esta ciudad: UU. saben el motivo, i en él hemos estado todos de acuer– do, debiendo añadir, que de mi parte i por todo 10 que observo, cada día estoy más pagado de su proyecto l'v1e gustaría, pues, mucho que este incidente 10 c.onci– liáramos con nuestra permanencia en Cholufeca, infer– :medio entre Ramón i nuestra fa:xnilia en León. Aquel está rrtuy hallado aquí, i en verdad, se ha hecho ya de amigos i relaciones. Cama si fuera tal vecino de Tegu– cigalpa. 5' También hai en la costa frufos que pueden llevarse a Rivas, comprando con mucha comodidad el que allí permanece, como lo he visto con la niña An– dreita Matufe, i trayendo el cacao de Rivas para no venderlo sino cuando valga. De ese modo se puede estar viajando a Rivas con utilidad, al menos la de los gasfos, para ver la haciendita. La dificultad u obje– ción es el dejar es±a; pues ya se que te ocasionó mu– chos gastos el tener personero i mandador, sobre lo cual pudiera ser 10 conveniente dejar solo mandador, bien pagado i bien bueno; e insisto en que Chico i la BIas parecen lo luejor que hemos fenido, i aquel es bastante hombre de bien i apto, con tal que se le auto– rice para sacar ciertos provechos.

tico que en ocasiones dadas me arrastra en la corrien– te de los sucesos, mi único pensamiento es la suerie tuya i de mis hijos. Por 10 mismo quiero que esto lo pienses con ayuda de ellos, i me digas con franqueza lo que decidas, pues bien me pesó en otra ocasión el haberie hecho peso i haberie inducido tanto, que des– pués lo tomabas corno equivalente a una orden supe-

rior, lo cual m.e hiere mucho, porque fengo por bár– baros i salvajes a los maridos que se usurpan el de– recho, que no existe, de imponer su voluntad a sus mujeres. Jamás ha sido mi intención darte orden, grande ni chica,' directa ni indirectamente, i ni quiero abusar de tu bondad que innumerables veces ha sido exesiva.

Las amigas de UU. retornan sus saludes cariñosa. mente. Quizá por el carla tiempo que estuvieron, las dejaron en corto nÚInero, pero rrte penetro que las quieren con mucha sinceridad. En aira no omitan sus memorias a las niñas Genara y hermanas Lozanos, quienes me hablan de UU. en los términos más altos y afectuosos. Veo ~ue son unas que alcanzaron a for– mar concepto de UU., i las definen como son. Ellas, las niñas Zúnigas, i especialmente las niñas Bonillas, Vegas i LupUa, me manifiestan repetidamente el deseo de saber que es 10 que determinan: Yo he tenido que decirles con franqueza, que como el viaje es tan pe– noso i costoso, y ya vi que no estuvieron a gusto, qui– zá por falta de fiempo para acostumbrarse al lugar, ni siquiera les propongo que vengan, pero les satisfa– ce mi proyecto de Choluteca, pensando que puedan al– guna vez verse por paseo. Ojalá que esta carla no se extravíe, para ver en qué quedarnos. Si por el contra– rio, yo he de ser el que deba irn'le a Rivas, cuando las circunstancias me 10 permitan, haré lo que dispongas, por la satisfacción de complacerte, sin más que la distancia de Ramón, pues repifo que no dudo de la permanencia de este en Tegucigalpa, por tiempo inde– terminado.

Paulita, consérvate buena en unión de nuestros hijos. Escribamne con cubierla a Don Pedro Abadie, del comercio de Amapala. Este a:xnigo es siempre de 10 más fino, i me ha ofrecido puntualidad en el curso de sus carfas. La niña Estercita me preguntó mucho por UU. Esta pasa con frecuencia en Cholufeca con su familia: será una buena amiga en dicho lugar. Tu apasionado

Me han sido mui gratas sus carlas, que por falta de tiempo contesto en una. Puesto que me dice José que escriba con confianza sobre politica, diré, que en– tiendo que el General Barrios se ha encojido, y ya he perdido otra vez más la ilusión de un solo gobierno, que es lo que entiendo necesita Centro América. Esfe cambio en el General Barrios es difícil de explicarse, i hasta de concebirse el por qué de él, pero parece que, al final de la guena del Salvador, comenzó a ver di– ficultades en el interior de Guatemala, i decidió mo– dificar la política, separó al Ministro Samayoa, hom~

bre de grande inteligencia i huelqo, i se ha reconci-' liado con los antiguos quietisfas. Esas cosas han ocu– rrido después de mi salida de Guatemala, cuando es– tuve perfectamente entendido i satisfecho de la mira final que se atribuía a la revolución. Así es que no aseguro lo que posteriormente se refiera, pero me pa– rece exacto, por muchos datos. Siendo así, yo estoy derrotado sin pelear, i de ello me alegro en cuanto a lo último, pues mucho peor sería un desengaño más lardío. Son UU. i las personas más rectas i que mejor me conocen, quienes comprenderán que yo no me proponía ±o:mar parte en la revolución, sino con un grande i necesario objeto patriótico. De otra suerie, hai mil festigos, el mismo General Barrios, los mismos emigrados nicaragüenses, etc., que me han oído repe– {ir, que por ca:xnbios locales ninguno vale la pena de tantos desastres, que para Nicaragua en particular, ninguno e9 mejor que Chamorro, i así de las demás mosquitias. Que siga, pues, como decía el malogrado General Don Gerardo Barrios, la danza de los cacicaz– gos. Ahora, mi conocido nacionalismo, i creo, no otra cosa, es el orijen del desacuerdo que últimamente fu– ve con Selva i los Castellones, dos de ellos, pues los demás de su familia i sus más íntimos amigos :me si– guieron con inolvidable lealtad. La separación de aquellos era, por 10 mismo, de ninguna significación.

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