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NACAOME ~ LA BREA

AGOSTO l'

Me levanto a las 5 a.m., pero todavía no están listas las carretas en que deben ir las armas. Se reco– gen los mil pesos que se habían depositado en casa de Dña. Andrea Matute y que estaban allí a disposición del Presidente GÓmez.

Rómulo Argüello que durmió anoche en mi cuar– to, me contó que Dn. Pío se preo,cupaba por la per– manencia de Dn. Fernando Guzrnan en San Salvador y decía que Pascual Salamanca. no le inspiraba con– fianza porque era muy guzmancIsta.

Don Pío Castellón es tan loco que se iITlagina que Dn. Fernando conspira para venir a mandarnos.

Salió la Falanje de NacaoITle a las 7 a.ITl. y yo a las 7'/2 acompañado de EUas Montealegre, pero alcan– zo a los compañeros a una ITlilla de ITlarcha.

Varios oficiales van a pie. El tren de carretas que llevamos nos hace caITlinar muy lentaITlente: el ca– mino está bastante lodoso.

El moviITliento que ejecutarnos, verdadera retira– da lo dirige Pascual SalaITlanca que coloca a Joaquín Gufiérrez a la vanguardia y a Cruz Cardenal a la reta– guardia, al ITli~ITlo tieITlpo que tOITla .todas las disJ?osi– ciones necesarIas para que la Falan¡e no se convIerla en desordenado tropel.

Cuanto SalaITlanca dispone lo hace de su cuenta y riesgo, pues nadie le ha ordenado nada sobre el particular.

El General Jerez viene en una carreta entoldada con la Pancha, su querida. el segundo Jefe, Dn. Pío Cs.stellón, se trae una goma tan grande que no anda cinco cuadras, sin desmontarse y acostarse bajo algún jícaro de los ITluchos que hay en el carnina, el Mayor General, Dn. Toribio traé una puta, llaITlada María, a la grupa, Trinidad Salazar está tan borracho que no fiene ni idea de lo que sucede.

Se terne que Barahona nos corle la retirada sa– liéndose al caITlino que llaITlan "de parlida" y que cruza el que nosotros llevarnos.

Desde anoche salió Manuel Rivas de NacaoITle con 40 oficiales a ocupar La Brea. LlegaITlos al "Agua Ca– liente" a las 9 1 /2 a.m. y allí alITlorzaITlOS algunos. Don Cornelio Valle, dueño de esta hacienda, se conduce bastante bien, esforzándose cuanto puede, por SUITli– nistrarnos ITluniciones de boca.

Juan Prado, Juan Tellería y José Inocentes Sala– zar, se quedaron en NacaoITle dispuestos, según ase– guran, a juntarse con Barahona, lo peor es que nos han robado ocho o diez rifles.

SaliITlos del "Agua Caliente" a las 10 a.m. y lle– gamos a La Brea a las 12, bajo un sol horrible. A la una p.m. llegaron de A:n:ta.pala las en.barcaciones que habíaITlos pedido por ITledio de Fernando Sánchez: todos los ITlarineros traen la divisa roja que es la que

a~uí usa el parlido liberal, los cachurecos llevan di. Vlsa verde.

Me informan que anoche se desertaron dos sego– v,ia;nos, algunos se cOITlpla~en en repetir esta ITlala no– hCla por ITlolestar a Dn. PIO.

Las eITlbarcaciones que vinieron no son suficientes para conducir al Tigre, arITlas, y gente, y se piden cua– tro más.

Elías, que ha bebido durante dos meses de una manera atroz, cOITlienza a ITlanifestar síntoITlas de De– liriUITl TreITlens,

AGOSTO 2.

Anoche, a eso de las once VInIeron a llaITlar=e para que fuera a ver ITlorir a EUas, que está ITlalísiITlo en un rancho distante COITlO 200 varas del que yo ocu– po. El Coronel E. Chávez, Jefe de día ITle asegura que ya se está ITluriendo y que a mí. ITle llaITlan algunos amigos para que vaya a escribir un apunte testamen– tario. Yo no enouentro a Elías tan grave corno los mé– dicos pretenden y ni siquiera le hablo de festaITlento.

Mientras estaba yo allí, a la una poco ITlás o me– nos, viene Juan Prado de NacaoITle. Vuelvo a mi ran– cho a las 2 a.ITl.

Antes de las seis estoy levantado. Los mosqui– tos y los jegenes nos ponen desesperados: felizmente desaparecen al salir el sol.

Erías ha aITlanecido ITlejor, tanto que quiere le– vantarse a contestar unas carlas de Chinandega que acaba de traerle un correo exprofeso.

Tinaco que se quedó en NacaoITle esperando a Barahona, manda llamar a su yerno que anda con nosotros, pero éste no se va.

Dice Jerez que esta noche saldreITlos para Ama– pala. Son las ocho de la mañana y aún no han ve– nido los bongos que ayer se pidieron al Tigre.

La señal de caITlpo anoche fue "Alerta". Escribo a Dn. Manuel BaIladares con el ITlOZO que trajo las cartas para Elías informándole de la sifuación en que éste se encuentra.

Recibe Jerez cartas de Barahona y del Padre Ti– jerino. El primero dice que Rufino Barrios se ha qui– tado ya la ITláscara y que todos los buenos hondure– ños deben ponerse contra él y espera que Jerez será de su misITla opinión¡ el Padre Tijerino dice que Me– dina no quiere entregar el poder.

En vista de la carta de Barahana, convOca Jerez una reunión de Generales para discutir si convendrá volver a ocupar NacaoITle puesto que ahora ya sabe– ITlOS a qué atenernos acerca de la actitud que tOITlará Barahona: es evidente que rompereITlOS con él. Don Pío opina porque nos fortifiqueITlos aquí, yo hablo en contra de semejante pensamiento, apoyándome en que carece este lugar de víveres y de agua, no fiene retirada y es ITlUY ITlalsano

Después de corta deliberación, se resuelve, corno a las 8 p.ITl., seguir para Amapala. Saldremos a las 11 p.ITl. Señal de campo "A las armas". Nadie duer– ITle.

Desde las diez comenzaITlOS a ITlovernos arreglan– do nuestros equipajes. Cuando acabábamos de eITl– barcar éstos, los rifles, el parque efc., se dió la voz de "A las ar=as". Al principio no cOITlprendí de qué se trataba. Creía que se ITlandaba forITlar la tropa para acoITlodarla en las embarcaciones, pero luego supe que Cobas, segundo de Barahona, estaba a pocas cua– dras de distancia. Manda decir que quiere hablar con Dn. Julián Cas±ellón y COITlO éste no estuviera aquí envía Jerez a Juan Prado para saber qué desea. VUel– ve Prado algunos minutos después de haberse ido y nos dice que nos piden las BrITlas y que aunque ha– blan en tono aITlistoso él sospecha que tienen ITlalas intenciones.

En seguida se presenta un ayudante de Barahona y éste nos intima que si no entregarnos las arITlas nos atacarán en el acto.

Jerez contesta. "Si ustedes no se refiran de nues– tro frente, vaya batirlos". Aeta confinuo dispuso el General ITlandar ocho oficiales ITlontados a seguir a los de Cobas, y, caso que aún estuvieran en el ITlisITlo puesto les hicieran fuego.

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