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lo iglesia, otro en coso de lo mayordomo del baile o del día, y otra en coso de algún promesante o miem– bro de lo cofradía o autoridades encargados de lo

fiesta".

Si los estudiosos extranjeros yo referidos pene– traron de alguno manera en el fondo de nuestro obro, ignoro,mos si el gran americanista francés el abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg, que le dedicó un comentario probablemente en su Historio de los Nociones Civilizados de México y Centroamérica, hizo lo mismo Lo que si sobemos es que lo opinión del poeta y escritor cubano José Martí fue superficial y errado Es muy posible que sólo hoyo ojeado el libro de Brinton yo que de otra manera no se explico su

apreciación desviada Dice que es l/una comedio

maestro indio", lo cual es falso porque no hubo co– medio precolombino tal como lo entendemos ahora y lo entendía el político y literato cubano en su tiempo Limito el argumento o uno burlo del personaje central "o un alguacil ante quien fue tlaido para que sufriera lo peno de alguno supuesto o real bellaquería", lo que demuestro que el comentarista no leyó lo obra de principio o fin En el caso de haberlo leído, no hubie–

ra tergiversado el argumento ni opinado que era ente–

ramente india, sino mestiza como se nota en sus ele~

mentas españoles, lenguaje y argumento

Muy lejos de ser análisis críticos y lingüísticos, en uno palabra cientí~icos, han sido los intentos de estudios realizados entre nosotros El primer nicara– güense que conoció nuestra pieza fue el Dr Jesús de ia Rocha Rubén Daría se refirió o ello en dos artícu– los "Estético de los Primitivos Nicaragüenses" (12) y "Folklore de lo América Central Representaciones y Bailes Populares de Nicaragua (13)

En el primero hablo del personaje, a quien le asigno lo creación de lo obro "El Güegüense -escri– be- es aquel personaje de lo farsa ingenua que el indio moderno tejió con palabras españolas y frases del dialecto maternal, farsa en la cual puede verse como un vago reflejo lírico, así cuando el Güegüense dice delante del señor Gobernador Alcen muchachos,

miren cuanta hermosura En primer lugar cajonería

de oro, cajonería de plato, medias de sedo, zapatos de oro, sombrero de costar, estriberos de broza de oro y de plato, muchirtes hermosuras señor Gobernador Tastuones, aseganeme ese lucero de lo mañana que relumbra del otro lodo del mor".

Este párrafo (que no tiene nodo de lírico) lo tomó el poeta del manuscrito de Brinto Pero con su ex–

presión lJinpio moderno"

I

niego el carácter mestizo de

lo obra y lo época en que se escribió lo colonia Menos occidentales son los dos párrafos de su otro artículo, aunque repite allí lo que dijo en el ante– rior e inserta la misma traducción Hasta usa las mismas palabras "De los personajes de aquellos oreytos y mitotes desciende directamente el parlan– chín Güegüense, que llamó la atención de Brinton" Lo único nuevo que agrega es el segundo párrafo que no deja de estor exento de algunos errores como pue– de verse

En el tiempo en que habité el país de mi na-

cimiento, Nicaragua. no vi nunca. una lepresentación del GÜegüense. !"arece que se representaba hasta no hace muchos anos. en los pueblos indígenes de los depal tamentos orienta1es de 111 república en ciertas festividades y ocasiones especiales. Es ~bra de una simplicidad primitiva... No hay casi algumento en ella. Alternan los dialogas en una monotonía no exenta de lo píntOl esco. Es Güegüensc habla por el pueblo. Es la h.umildad del indio conquistado, de– lante de la autorIdad; es la voz de la raza que se despide.

Sobre todo en lo que atañe al argumento y a "la humildad del indio conquistado delante de la autori– dad", Rubén andaba bastante extraviado. Porque, como se sabe, el primero si acaso es simple no dejo de ser completo y el indio, o seo el personaje central, es todo menos humilde y no puede considerarse su actuación como actitud sumiso ante el español, mucho

menos como "despedido" de su rozo

Salomón de lo Selva, otro de nuestros grandes poetas, leyó el libro de Brinton. Esto lo deducimos de su artículo a propósito del Güegüense en el que emite, con todo la autoridad de que goza, una opinión aparentemente exagerada. Y es ésta. que lo obra superaba a cuanto conocía de la comedia griega an– terior a Aristófanes (14)

Alrededor de 1940 el Dr. Emilio Alvarez Lejarza se encontró en Catarina una copia del original del siglo XVIII que publicó en el No 1 del Cuaderno del Taller Son Lucas junto con una "paráfrasis castellano" y

numerosas notas y comentarios necesarias para su

amplia comprensión a la por de un ligero estudio de presentación o "glosario" de Pablo Antonio Cua– dra (15) Este, más tarde, escribió un pequeño libro que se extravió titulado Los Diálogos del Güegüense

Francisco Pérez-Estrada, además de estudiarlo en va– rios de sus artículos sobre el folklore nicaragüense, ha hecho dos traducciones uno publicado en 1946 junto con otras piezas de nuestro teatro folklórico y lo otro en 1965 con observaciones sobre los lugares donde se ha representado últimamente -Diriomo, Nandaime, Catarina, Niquinohomo y Diriamba- y ha escrito un breve pero sólido estudio "Historio y Geografía del Güegüense" del que hemos citado algunas líneas (16)

Volviendo a los extranjeros hoy una edición bas– tante divulgado en Hispanoamérica a cargo de los esposos José Cid Pérez y Dolores Martí Cid, catedrá– ticos cubanos de universidades norteamericanas, quie– nes encabezan su libro erróneamente titulado Teatro Indio Precolombino (que con la inclusión de El Güe– güense deja de ser indio y precolombino) encabezado con nuestra pieza o la que presentan con un prólogo calcado en lo edición del Cuaderno del Taller Son Lu c

cas con algunos notas. (17)

A finales de 1966 El Güegüense ocupó la aten– ción de nuestros estudiosos. La revista literaria

Posintepe public6 la sinopsis del libro de Brintan por primera vez, traducido por Luciano Cuadra (18); Ale– jandro Dávila Bolaños trat6 de interpretarlo en una

forma que, a pesar de ser desacertada, marxistoide o pseudomarxista, vale la pena por su originalidad (19);

la Revisto Conservadora del Pensamiento Centroame– ricano reprodujo rntegra lo edicián del Cuaderno del Taller Son Lucas prologado por un nuevo artículo de

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