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es al menos preciso reconocer su superioridad sobre lo etapa precedente, cumpliendo ciertamente el requisito de la funcionalidad histórica Na es una posición ra– cional en sentido progresista, entorpecer el proceso per· siguiendo fines particulares de corto plozo. En todo co– so contra estas desviaciones el sistema genera sus pro– pias defensas

El momento presente ha generado ya la conciencia empresarial que puede ser el vehículo del desaoralla ma– lerial Es un hecha que el cambio de mentalidad no tiene ya regreso cercano Sinembargo¡ en países como el nuestro, el proceso de desarrollo no solamente re– quiere intenciones, sino posibilidades, y las nuestras de· penden de los mercados internacionales, como la de todos los países subdesarrollados, en especial las pe– queños Con suerte, aún tales inconvenientes se pueden salvar, pero en último término y a la más alta probabí– lidad nuestro destino depende de que las grandes na– ciones industriales asuman su lesponsabilidod de rec– toras, y no solamente disfruten de los beneficios Esto no implica desde luego la necesidad de su ayuda, ni justicia siquiera, pues la solución en gran medida estri– ba en tener el valor de pasar ellas por una reestructu– ración productivo de beneficio general, que esté más acorde can el equilibrio mundial de la utilización de re– cursos Aún dentro de todas estas limitaciones, el in– genio y una política bien definida pueden mantener vi· va el proceso de crecimiento dentro de problemas y de– sa¡ustes de corto plazo

En este momento trascendental que vive Nicara– gua, resulta clara una trilogía de carácter inseparable, cuyo naturaleza de necesidad cabe considerar seria– mente para sopesar las consecuencias de variaciones

rlocracia dirigente, constituyen no meros accidentes que se unieron en el tiempo sino fen6menos hermanos con causas sociales definidas, y con papeles funcionales en un mismo proceso. El desarrollo capitalista moderno no opero bien sin las tres circunstancias Particularmente deseo resaltar que sin una tecnocracia en posición dil ¡–

gente la racionalidad y adecuación de las decisiones al proceso gestado, se vuelve al menos extraol dinariamen– te difícil, pudiendo verse seriamente incomodado un pro– ceso de desarrollo emplesarial moderno por la ausencia de la vanguardia intelectual que el mismo requiere en los ámbitos público y privado

Para finalizar, quiero recordar que la tecnocracia Nicaragüense es en su mayoría de formación netamen~

te foránea, lo que a mi modo personal de ver ha resul– tado conveniente en esta primera etapa Al momento presente la formación bósica se realiza, y tendrá o rea– lizarse cada vez más, en el país. Esta circunstancia lan– za una enorme responsabilidad a nuestras Universida· des, pues tecnocracia dirigente, o estrato dirigente en sentido amplio, no se puede formar en un ambiente de baios stándares académicos y orientación hacia el pro– fesionalismo, que aún imperan en nuestro medio. Al desarrollo del pais se le debe facilitar la existencia del elemento humano que necesita, y el cambio requiere indudablemente roces y su¡eci6n a errores. Sinembargo, es preferible siempre en épocas poseídas por la veloci– dad, asumir los riesgos e improvisar, en vez de retardar las soluciones para producirlas perfectas y sin roce, cir~

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