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EL HABLA

NICARAGÜENSE

FERNANDO SILVA

Nuevo Miembro de la Academia

Nicaraguense de la Lengua

La vida de un pueblo (sus costumbres, sus que– haceres, sus ideas comunes); todo lo que han ido cultivando hasta obtener la modalidad apropiada para responder al ambiente, no podría ser comprendida so– lamente por su historia, ni por ninguna otra discipli– na: análisis social, geográfico o topográfico; ni siquie– ra por la observación directa, o con lo que se despren– da de esta obsel'Vación -por muy bonita que resulte– si de este pueblo se eliminara su manera de hablar.

Porque la lengua es un medio mágico que da encarnada la imagen de las posibilidades de un pue– blo; no importa que estas posibilidades pudieran per– derse o confundirse, cuando menos, porque lo intere– sante es llegar a saber en cualquier momento lo que un pueblo dice que quiere, o que no quiere.

De todos modos, el habla o lenguaje hablado. si lo entendemos únicamente como la expresión de un modo de sentir, estamos indicando ya una sustancia elemental bien firme. No es trata de una marca por encima; todo lo contrario. lo estamos poniendo dentro del fenómeno viviente expuesto al cambio. Este fenó– meno tampoco es distinto en lo social, político, econó– mico, o cultural, propiamente dicho, porque hay un solo mecanismo que para existir todos los días, se nu– tre, de su propio ambiente. Esto mismo explica, que el individuo, ya sea en sentido figurado o no. se parez– ca al lugar de donde procede. Tiene, por lo menos, par– te de ese paisaje en alguna forma inconsciente que llega a ser notada perfectamente cuando su expresión nos resulta familiar.

Así dice Rubén Darío:

2

Yo sé hablar en la lengua de mi voz familiar la que es pan, agua, sal y llama del hogar.

El habla o lenguaje hablado es siempre original, a pesar de las distintas variaciones que se le puedan notar; pero son variaciones de la misma COsa y por eso no menoscaban lo que está fijo en el fondo.

La gente corriente tiene la virtud de advertir cualquier cambio que no sea verdadero. Así sucede cuando al oir a alguno que trata de expresarse con pretensiones de hacerlo con nitidez, dicen en seguida: "Parece extranjero éste, como habla". - '·Ehé ... cO– mo si éste no fuera de aquí"-, rotulan la expresión al decir: "Fulano de tal habla difícil".

No se puede asegurar, tampoco, diferencias en el habla, a nivel de las distintas "clases sociales", porque cuando a esto queremos referirnos, vemos que resulta completamente artificial y no tardará en lle· gar el momento, donde se imponga lo auténtico; y

eso es así, sencillamente, porque la lengua les está sirviendo a todos por igual. Entonces, la diferencia es– taría únicamente en la vida o viveza que el tipo de personalidad le imprima a una misma expresión. El ha· bla o lenguaje hablado como forma original es la ex– presión de nuestra propia realidad. Esta realidad, yo la entiendo como el conjunto de opiniones que se repre– sentan en lo expresado, y tienen que decir todo lo que hay o todo lo que sea, de cualquier manera que sea; pero tiene que ser dicho. Y si no fuera así, resultaría solamente una información o una transmisión de cual· quier dato, como pasa con una plática cualquiera a la ligera, un anuncio, una pJ,'opaganda, etc., que es lo que los lingüistas brasileños le llaman, "la Conversa Fiada".

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