Page 93 - RC_1967_12_N87

This is a SEO version of RC_1967_12_N87. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

-Es que con:l:es:l:a de "ciedo modo" el saludo que le hace el centinela, me 10 ha dicho el cabo de guardia. '

-Cada uno tiene su rnodito de ser cortés.

Pero es que vuelve a ver el cuartel, don Fernando.

-~ y que Vélez no puede ver el cuariel? -Si no es eso.

-Coronel, óigarne. A rni juicio no hay tal conspiración de Vélez. Cuídense ustedes los hornbres de las arxnas, que perxnaneciendo ustedes listos, el Gobierno está seguro y ni

san Vélez torna un cuariel. Pero para calrnar le a usted sus ternores, hijos de la leaHad, or– dénele a Bernardino que vigile a Vélez y trate de que esos hondureños no se entreguen a la vagancia.

Bernardino era el Capitán Bernardino Estrada, Gobernador de Policía de la capital y persona. adicta al Presidente hasta la ceguedad.

El Coronel. .. salió del Palacio con su ce lo para ir a despertar otro el de don ... , Mi– nistro de la Guerra, quien se dejó sorprender del Gobe<nador Militar de Managua.

Ahora el de las musarañas es nada menos que el jefe de las fuerzas de rnar y tierra de la República.

-Señor Presidente: el Gobernador Militar, Coronel. . , una de las espadas rnás firrnes con que cuenta nuestro glorioso ejército, está muy apenado porque no ha podido conven– cer a S. E. de que el General Vélez trata de lanzarse sobre el Gobierno.

-aUsted también, señor Ministro de la Guerra'? Me va a salir tarnbién usted con que han venido unos paisanos de Vélez, y con que és!e corresponde de "ciedo rnodo" al sa– ludo del centinela al pasar mañana y tarde por el cuarle!? Esos hondureños deben ser po– bres gentes que vienen huyendo de los irastornos políticos de su pa!ria; y Vélez irá a la casa de Aurelio Selva, por lo que ha de pasar forzosarnente por el cuartel. ¡Qué va a to– marse Vélez el cuariel, estando éste, corno es!á, guardado por el Coronel. . " una de las es– padas rnás firxnes de mi gobierno! No quiero decir que Vélez no se rneta en una revolu– ción; pero la revolución, si Dios la perxnite, no la ernpezará el fantasma de usted y el Co– ronel. . . sino Jerez, ni estallará en la capital, sino en la rnetrápoli. Lo verá usted, don ... Conozco bien a los sernpiternos enemigos del orden, señor Presidente. Prevenir los males antes que remediarlos, dijo el ilustre defensor de Granada. Hay que poner el dedo en la llaga, serlor Presidente. .

Esto era rnucho: el Ministro de la Guerra pedía la prisión del General Vélez corno una medida de seguridad.

--Señor Ministro de la Guerra-dijo entonces don Fernando-voy a detener a Vélez. Don .. se retiró satisfecho del Palacio. El Presidenie iba a poner el dedo en la llaga. -¡W-enceslao!-gritó el Presidente en cuanto se fué el Ministro. Te vas-le dijo a su ayudante Wenceslao Payán que ocurrió alllarnarniento-te vas a llamarxne al General Mi– guel Vélez; a esta hora le hallarás con seguridad en la casa aquélla de Aurelio Selva. La casa a que don Fernando se refería era una de distracciones. Vélez en el PaJacio algo asornbrado.

-Pues General-el Presidente a Vélez-he llarnado a usted para que esté conmigo. lA ver, Wenceslao!-a su ayudante-Alísiate una pieza para que el General Vélez duer– ma en ella. Usted, General-a Vélez cornerá en el Palacio.

Todo lo comprendió el General Vélez. ¡Estaba preso! Pero a los cuatro días le dijo don Fernando,

-Le he arrestado, General, porque ya no aguantaba el celo de mis servidores. No crea usted que yo he creído la rnenor cosa de lo que rne han dicho de que usted quiere tornarse el cuartel con los hondureños que acaban de llegar; pero algunas veces hay que satisfacer las exigencias de los fieles servidores del Gobierno.

-¡Pero don Fernandol Si esos rnis paisanos han venido a buscar trabajo, arrojados por las revueHa de Honduras. -Lo sé, General.

-También han de haberle dicho a usted que yo paso mañana y iarde por el cuartel. -Sí, General.

-Porque vaya divertirxne con "la paquHa" a la casa de Aurelio Selva. -Está usted cornpletarnente en libedad.

-Si usted quiere rne estoy rnás tiernpo con usied, don Fernando. -No, General, es suficiente. -IPues adiós, don Fernandol -Adiós, General!

y cuando Vélez salia del Palacio, el Presidente: -Aquí rne estorba y en la casa de Aurelio hace faHa.

El General Vélez decía la verdad y el Presidente acertaba en sus juicios. Vélez conspiró,

~ero después, fascinado por el General Jerez, y el 25 de junio de 1869, el día siguiente de 1

ab~! caído en rnanos de ésie los cuarteles de León, quien sabe si don Fernando Guzmán e dllO a su Ministro de la Guerra:

-~Lo vió usted, don ... ? Ahora si varnOS a poner el dedo en la llaga."';"

29

Page 93 - RC_1967_12_N87

This is a SEO version of RC_1967_12_N87. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »