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móticos del grupo, el valioso Alejandro Aróstegui: "Hay dos clases de pintura: la buena y la mala, independientemente de que sea abstracta, realista, imp,esionista, etc."

Por consecuencia, lo que se hace, y lo que cada uno de los pintores siente, y lo que pare–

ce terriblemente importar\te en este conjunto de expresiones tan diferentes, es el hecho de que ninguno de los pintores nicaragüenses pinta como Rivera, Orozco a Siqueiros. Si, a veces, algu–

no de ellos pinta como otros, mós se acercan, aquí y allí, a los tonos de Carlos Mérída y Wilfre–

do Lam, lo que indudablemente, es garantía de independencia y buen gusta

El único de los artistas mós conocidos que se orienta de ciel ta manera hacia los tres grandes, es César Caracas, mas, por lo que entendí, él está plásticamente fuera del grupo, que, debe ser subrayado, se mantiene unido por encima de las diversas maneras de pintar, clara está, dentro de un riguroso buen gusto

La Galería Praxis no es un negocio En Managua no existe actualmente ningún colec– cionador de cuadros, de manera que la pintura resulta pésimo negocia, y si alguien compra cua–

dros, aun dentro de un espíritu moderno, según me dijeran lo, pintores, siempre son preferidos ios cuadros más inclinados hacia el figurativismo, en colores vivos, pues el gusto general todavía

se mantiene dentro de estE¡ criterio

Ser, pues, pintor de vanguardia en Mana]ua, significa, cuando más, vender un cuadra par año, y gozar, de vez en cuando, de algún elogio en algún artículo de algún diletante, dedicado a

una u otra exposición, pues no existen cronistas plásticos en el sentido corriente de esta palabra

y si no hubiese una pequeña subvención mensual qel Ministelio de Educación, para cubrir los

gastos del alquiler de la sq/a, de la impresión de los catálogos, ejecutados con notable gusto, y

para cubrir el modestisimo saJario de una joven que trabaja como secretaria y auxiliar general, la

Galel ía Praxis hubiera tenido que, poco después de abrir sus puertas, cenarfas, pues no existe

en Nicaragua ni interés nacional¡ ni turismo internacional, capaces de mantener un grupo tan

avazado, tan numeroso y tan bíen intencionado, del cual, estamos seguros, habrán de salir al– gunos de las más notables pintores de la América Latina de mañana

San todos jóvenes Y, excepto uno solamente" que se dedica también a las artes gráficas, haciendo portadas de libros, ilustraciones para periódicos, levistas y catálogos, defendiéndose de

esta manera de las garras de la más absoluta pobreza, todos trabajan durante el dio en otros ofi– cios, sin tener la posibilidad de dedicarse par entero a su arte, esto es, a su verdadera vocación

Y hay todavía más: la mayoría de ellos no poseen talleres bien organizadas, limitóndose a lu– char, can Un heroísmo digno de encomia, mas que debe acabar, no sólo contra la carencia de los materiales y la incomprensión de la gente, mas también contra los problemas de espacio, transporte y reproducción, pues es casi ímposible encontrar un buen fotógrafo, capaz de hacer una leploducción de un cuadro, para enviarla dignamente al extranjero

Na diré que Jas pintares de Nicaragua san héroes, mas de hecho, ellos Jo son, y bien saben

esto, así misma ninguna de ellos está dispuesto a hacer concesiones con su arte' ni al bodegón

bUlgués, ni al realismo-socialista de la nueva clase, que todos detestan ele igual manera.

Si ellos viviesen en Buenos Aires, en Mé <ieo o en Río de Janeiro, centros infernociono/es

de arte latinoamericana, algunos de ellos, como César Antonio Izquierdo, Alejandro Aróstegui, o

el notable Leoncio Sáenz, el más contemporánee- y formado de todos, que dice, hablando modes–

tamente de si mismo· "soy puro jndio'~, ya serian famosos, con exposiciones en Nueva York y

París Y algunos paseerían apartamentos en las capitales del Occidente

Lo que se conoce hoy de la cultura nicaragüense en el exterior, par poseer mayores faci– ¡¡rIndes de camunicacián, es la literatura M'lS na dudamos que el día en que la pintura sea tan conocida como es hoy la poesía, el mundo tendrá, súbitamente, la revelación de un arte que exis–

te -mas que, debido sobre toda a las dificultades locales- no consigue atravesar las fronteras

"Somos responsables del porvenir de lo pintura nicaragüense", dice conscientemente Leo–

ne/ Vanegas Este porvenir ya es una realidad cuyas raíces están sólidamente fijadas en la tierra que dirá al mundo que Nicaragua también vive a través de los coJores de su arte.

Si entre mis cuadros tuviese, por ejemplo, uno de los más cotizados Siqueiros, no vacilaría un instante en cambiarlo, ya que no puedo comprar cuadros, por cualquier Leoncio Sáenz, y dor– miría tranquilo, seguro de haber hecho uno de los mejores negocios de mí vida . ..

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