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« Previous Page Table of Contents Next Page »cías a la fuerza expedicionaria-a Ja del país y ame– ricana-por los sel viciós prestados y escribio además que el gobierno plovisional enviaría pertrechos, a la mayor brevedad posible, del Realejo a San Juan del Sur El calera, según decía D Nazario, estab<1 hacien– do muchos estragos en lean y por consiguiente era di– fícil conseguir obrelos y más todavía soldados Ade– más, Walker solo quería voluntCll ios del país y rehusa–
ba los reclutas forzados con que genelalmente se for– man las tropCls de todas las facciones, partidos y go– biernos de Centro América El director plometio man– dar solamente voluntarios y aduio las circunstancias del momento para explicar el corto númelo de óstos Entretanto la pequeña fuerzo de Son Juan del SUI ibo en aumento, alimentada por otro fuente Poco des– pués de haberse esparcido en el país lo noticia del combate de la bahía de lo Virgen, los vecinos de San Jorge, que siempre habían sido demóclatas y estaban irritados a causa de las arbitrariedades cometidos en Rivas por Jos legitimistas, comenzaron a llegar con lu cinta roia en el sombrero, pidiendo 01 mas y ser admi– tidos en las filas democráticas Asimismo, los que ha– bían huído al Guanacaste al tomar el gobierno de Gra– nada poses ion del departamento Mel idiona!, regresa– ron y se unieron a Walker con lu esperanza de volver al lado de sus familias y amigos Entre éstos estaba el Dr Cale, un americano que algunos año9' anles ha– bía tomado esposa en una familia de las celcanías de Rivas, y los tres Cantones, Tlanquilino, Clemente y Da– niel Don Máximo Espinosa, que había estado escon– dido cerca de su hacienda desde el 29 de junio, tam– poco tardo en aparecer y luego vino su yerno don Ra– mon Ureña Después de llegar Espinosa a San Juan del Sur, lo encargaron de organizar el gobierno local
del departamento en vil tud de las facultades que le había otorgado el gobierno provisorio en el mes de ju– nio anterior
Tampoco faltaban desertores procedentes de las filas enemigos Casi todos los días llegaban de Rivas individuos a quienes los legitimistas hacían servil por fuelza lograban escapOl se de las ban icadas y se ve– nían a San Juan del SUI a dar informes sobre el n:j– mero y In sifuacion del enemigo y hasta empuñobcm el
armo para vengarse de los agravios recibidos Y como Walker no permitía que los oficioles democlOtCls del país siguiesen su añeja costumbre de hacer levas, las gentes de los campos vecinos, hombres y mujeles, lle– gaban dialiamente con sus frutas y plovisiones pala los soldados Al principio resultaba difícil oponerse a la inveterada costumble de agarrar a un hombre y amarrarlo, poniéndole un fusil en la mano para hacel de él un soldado; pero al vel los buenos efectos de la política seguida por Walker, los oficiales desistieron más tarde de una práctica que en elJos casi palecía una segunda naturaleza
A poco de regresOl de la Virgen y con el objeto de hacerse de fondos para el sustento de la tropa, Wal– ker recurrio al medio de imponel una contribucion de guerra a los principales comerciantes de San Juan del Sur Entre otros, a John Priest, consul de los Estados Unidos, dueño de una fonda y una tabel na, se le im– puso la misma cantidad que a los demás de su oficio Priest rehuso pagar por cuanto era consul extranjero, demostrando con esto tener maYal afinidad con su ofi– cio de fondista que con su cargo consular Hablo mu–
~ho de hacer venir 0\ puerto un barco de guerra ame-
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rica no para poder vender t1anquilamente 9r09S a los soldados y malinelos, sin verse obligado a pagar im– puestos para el sostenimiento del gobierno de un país que no le podía conlar a él en el número de sus ciu– dadanos; pela en una ocasion anterior había puesto el grifo en el cielo por los atlopellos comefidos por los le–
gitimistas contra su persona y sus bienes; y como al
enviar los Estados Unidos uno corbeta de guerra para investigm sus quejas, hizo que el comandanfe del bar– co se pusiese en 910n ridículo pidiendo una indemniza– cion cuando ya Priest había firmado un documento en que relevaba de toda culpa al gobierno de Chamorro, las amenazas del consul posadero elan de poco peso A causa de su rebeldía encontro éste en la puerta de su casa una gUClrdia de soldados del país, con orden de no dejar entlor ni salir a nadie mientras no pagase la cuota No pasO/on muchas hOlas sin que el posade– la se olvidara de su dignidCld consular, presentándose a pagarla
la veldad es que en San Juan hobía pocas rentas Por la mayor parte de los salOles del pueblo pagaban los ocupantes una lenta mensual al Estado; ademós de esto había los impuestos de aduana Y el monopolio de la venja de cal no Estas rentas, por modestas que fue– sen, no podían ser honl adamente recaudadas por fun– cionarios del país Un leonés que desempañaba el cargo de reCCludador fuá cogido de¡ándose cohechar
por un comerciante para meter contrabando, y las que– jas contra Méndez, por destace ele ganado y eX['lendio de carne con defraudacion de la renla, erctn casi dia– rias ln costumbre de defraudO! al Estado que reina en CentlO América toda, conduce a la mala adminis– fracion, causa de las revoluciones, y el hóbito de revo– lucionar hace a su vez que rectccione y aumente la pro– pensión de los funcionarios a sacol pwa sí lo más po– sible, a expensas del público, ya que necesariamente duran poco en sus puestos Es difícil decil cuál es la causa Y cuál el efecto, y bien pudiera ser que ambas cosas fuesen consetuencias de una olganizacion social radicalmente mala POI otra POI te, en plena guerra no es posible emprender como se debe la leforma del sis– tema renl"ísfico de un país en cuanfo a la manera de Cledl impuestos o de lecaudal/os Como los impuestos a que está acostumblado el pueblo son lo que se recau– dan más de plisa, a éstos es pleciso recurrir cuando se tiene urgente necesidad de dinelo
No tardo Walkel en tener pruebas de que la cues– tia n de las rentos era tan difícil para los legitimistas como
POlCl los democratas Hacia el 20 de septiembre lIeg6 a San Juan el vapor Sierra Nevada, trayendo a bordo a D Guadalupe Sáenz, que había sido enviado a California a conseguil fondos para el gobierno de Granada Don Guadalupe, al ver en tiena las cintas coloradas, no se atrevio a desembalcot¡ pero se man– do un destacamento al vapor y éste fué minuciosamen– te registrado sin poder encontlar al emisalÍo de Estra– da Sus papeles, menos afortunados que su persona, cayelon en manos de los democratas y por ellos se vi– no a sabel que hClbía vendido a una compañía de Ca– lifornia una pdltida de palo brasil perteneciente a Ma– liana Solazar, pero a la sazon en poder de los legiti– mistas, y que hizo un contrato con la misma compañía para establecer una cosa de moneda en Nicaragua Los
papeles pdlticulares de D Guadalupe revelOlon tam– bién que al mismo tiempo que oblaba por cuenta del gobierno, no había echado en olvido sus intereses par-
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