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« Previous Page Table of Contents Next Page »cionados como lo merecen, porque he debido escr ibit casi enteramente de memoria, disponiendo de pocos pa– peles o documentos para refrescar la memoria de cosas que pasaron hace ya algún tiempo He procurado so– bre todo exponer tan claramente como me ha sido po– sible las causas de la guerra el modo como ésta se hi– zo y las circunstancias relativas a su terminacion. Di– je en la última orden genelal dictada en Rivas: "Re– ducidos como estamos a nuestra situacion actual por la cobardía de algunos, la incapacidad de otros y la felo– nía de muchos, el eiército ha escrito sin embargo una página de historia americana inolvidable o imborrable Debemos esperar que la posteridad nos hará justicia, si no nos la hac¡;¡n ahora" Lo que por ignorancia lla– man "filibusterismo" no es el producto de una pos ion impaciente o de un deseo inmoderado; es el fruto de los instintos seguros e infalibles que obran de acuerdo con leyes tan antiguas como la Creacion Solo los necios hablan de establecer relaciones perdurables, sin el env pleo de la fuerza, entre la raza americana pura, tal como existe en los Estados Unidos, y la raza mestiza hispanoindia, tal como se encuentra en México y Cen– tro América La historia del mundo no ofrece" una vi– sion tan utopica como la de una raza inferior sometién– dose mansa y pacíficamente a la influencia dominado– ra de un pueblo superior Doquiera que la barbarie y la civilizacion o dos formas distintas de civilizacion se encuentren frente a frente, el resultado tiene que ser la guerra Por consiguiente la lucha entre el elemento viejo y el nuevo en la sociedad nicaragüense, no era pasaje– ra o accidental, sino natulal e inevitable La guerra de NicOIagua ha sido la primera consecuencia clara y pre– cisa del encuentro de las dos razas que habitan el norte y el centro del continente Pero ya que la lucha
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01 igino en leyes naturales, confío en que la narra– cion anterior demuestla que los de la raza más fuerte estuvieron siempre con el derecho y la justicia, y si así sostuvieron su causa en Centro América, no deben du– dar de su futuro triunfo Ni los reyes ni los presiden– tes pueden contener un movimiento fundado en la ver– dad y guiado por la justicia, y los mismos obstáculos que se le ponen en el camino, no hacen más que pre– parara a los perjudicados para el desempeño del pa– pel que les corresponde en la historia del mundo Solo un lector ciego en cuanto a las cosas del pasado no aprende que la Providencia adiestra a sus agentes des– tinados a lealizar designios; por medio de pruebas, su– frimientos y persecuciones "Con la cruz vencerás" Es– to mismo aparece tan claramente escrito en las página~
de la Historia, como cuando el atonito emperador lo vio brillar en el cielo con letras de luz En las dificultades mismas con que los americanos de Nicaragua tuvieron que luchar, veo el presagio de su triunfo. Por consí: guiente séame permitido decir a los que fueron mis ca– maradas: Tened ánimo, no os descorazonéis ni pero dáis la paciencia; porque es seguro que a la postle triun– farán nuestros trabajos y esfuerzos No tenemos donde escoger: el honor y el deber nos mandan seguir ade– lante por el camino que emprendimos, y no podemos desoír la orden. Por los huesos de los muertos que yacen en Masaya, Rivas y Granada, yo os suplico que no abandonéis nunca la causa de Nicaragua Que vues– tro primer pensamiento al abrir los ojos por la maña– na y el último al cerrarlos por la noche sea el de con–
seguir los medios, para volver a la tierra de donde nos trajeron injustamente Y con solo que seamos fieles a nosotros mismos, aun es tiempo de que todo termine bien
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