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« Previous Page Table of Contents Next Page »cilla que le p' estaban en los talleres del pel iódico, jun– to 01 motor de las prensas, "un cuarto un poco más estrecho que esos en que se guardan los pen Os bravos en las haciendas", sin que en él hubiese lugar ni para una silla, y por todo ajuar, aparte la indispensable cama, U11a maleta vieja remendada y con clavos de cobre, y un lavatorio de hierro es la otra cara de su vida santiaguina, tenia que mal comer para bien
vestir y bien aparentOl,
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vivir de arenques y cerveza
en uno cosa alemana paro poder vestir elegantemente, como corrspondía a mis amistades aristocráticos"
Ello lo decide a abandonar Santiago y marcharse o Val paraíso en donde, además de un sueldo en lo re– dacción de El Heraldo, tendría otra entrada monetario como empleado de lo Aduana Es decir, más dinero, y menos comp' omisos sociales
Mas lo que parecía buena sue' te no lo fue "Se me encargó -dice Darío-- una crónica semanal Escribí la primera sobre sports. A la cuarta, me llamó el Director y me dijo Usted escribe muy bien . Nuestro periódico necesita otra cosa. . Así es que le ruego no pettenecer más o nuestra redacción. Y,
por escribir muy bien, me quedé sin puesto"
Alicaído, va de un lado a otro en el puerto Se dedica a la bohemia Le llegan -naturalmente_
momentos de escasez, de verdadero miseria Está yo
sin apoyo Vive o veces en Casa de amigos Sufre lo indecible Y para ello no ve otro remedía que la fuga POI tir Como siempre, partir, y ayudado par los amigos "Partir, gracias o don Eduardo de la Barra, Carlas Toribio Robinet, E'duardo Poirier, y otros
amigos ll
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DE NUEVO EN CENTROAMERICA
Tamo el barco de retorno a Nicaragua. Vuelve lleno de fama y de pobreza Posa algún tiempo en la caso de sus primeros años Evita ir a Managua Anda por Chinandega muy dado a la bebida, quizá por encontrar cerrados los horizontes ¿Qué podria llenar su espíritu en aquel Leán provinciano, en aque– lla Chinandega rural, después de no haber sida como prendido en Santiago? ¿Qué hacer? Partir. La fuga es otra vez la solución "Y quién sabe en qué hubiera parado todo eso, si por segunda vez amigos mías, entre ellos el COlonel Ortiz, hoy General y que ha sido Vice-Presídente de la República, no me factu– ran apresuradamente paro El Salvador".
Allí busco antiguas amistades y éstos acuden -como es de rígor en el ambiente criollo de enton– ces-·- al Presidente de la República. Este es un buen ideólogo que sueña con la unión centroamericana. Y hay que aprovechar la pluma del glorioso joven. Se funda un diario' La Unión Se imprime en la Impren– ta Nacional Hay un sueldo remunerador, y todo lo que el diario produce es para DaHo, nombrado Direc– tor. Se rodea de jóvenes intelectuales, entre ellos Aquilea Echeverría, "malogrado poeta costarriqueño, mozo gentil, que mUl ió de tristeza y de miseria algo
mós tarde".
Asi para Daría la tristeza de la miseria iba ale– jándose, pues el diario ero un éxito, y la protección del gobernante un verdadero seguro de vida para el pre– sente Entre los amistades presidenciales estaba la familia Contreras la viuda de un grande y célebre orador hondureño, Alvaro Cantreras, y sus dos hijas, ya conocidos par Daría en su infancia, en tierras de Nicaragua Una de las señoritas casóse par entonces con un rico banquero, don Ricardo Trigueros La otra, Rafaelita, bella, inteligente, que escribía deliciosos cuentos can el seudónimo de Stella, inició un amoroso idilio con Rubén. "Ello trascendió en aquella reducida sociedad amable "¿Por qué no se caso?" me dijo una vez el Presidente, "Señor -le contesté- es 10
que pienso hacer en seguida".
Y como el porvenir se auguraba seguro y risueño, el impaciente poeta contrajo nupcias civiles el 22 de Junio de 1890. Festejóse el acontecimiento con opí·
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paro almuerzo y pródigas libaciones y fijóse el matri– monio religioso para el siguiente día
Aunque había gran baile eso noche en cosa pre– sidencial, pues se celebraba fiesta nacional, Daría,
cansado, se retiró a su cosa, y se entregó 01 sueño
Muy entrada la noche, entre dormido y despierta, oyó disparos, tiros de cañón, y ello no le sorprendió pues supuso vagamente que todo ello entraba en los festejas militares.
Muy de mañana tocaban a su puerta Era una criada de su novia Dljole que en casa estaban alar· modas y deseosas de saber noticias de su paradero. Creían que podían haberlo muerto
Rubén quedó atónito Preguntó que había ocu– rrido. Y la sirvienta contestó "Han matado al Presidente' Lo traiCionó el General Ezeta"
Vistióse rópidamente y en casa de su novia -mejor dicho de su mujer- se le narró una de las más crueles historias de la política criolla. El General Carlos Ezeta, protegido del ideólogo Presidente, se ha– bía sublevado Hubo un corto combate. Lo Casa Presidencial -donde se baHaba- fue sitiada. El
Presidente Menéndez salió 01 balcón con ánimo de arengar a las tropas Pero 01 oir gritos de muerte para él, y vivos 01 General Ezeta, o quien trataba como hijo, cayó fulminado par un síncope cardíaco
Daría quedó consternado La vil tragedia le llenó de espanto Aquello caro sobre su dulce y tier–
no corazón como un rayo También su porvenir risue–
ño y seguro se derribaba coma castillo de naipes. ¿Qué hacer? Huir Irse. Abandonar su matrimo– nia a medio hacer Partir a Guatemala
El General Ezeta quiso retenerla Le ofreció dejOllo al frente del diario Aquello ero envolverlo en la traición Se resistió Hubo intento de impe– di. le la salido, pero íntimos del nuevo Presidente yami– gos suyos también, arreglaron todo Partiá por mar, anojado por el viento de los ajenas ambiciones Llegado a Guatemala fue llamado par el Presi. dente Barillas, quien se mostró enemiga de Ezeta y le pidió datos concretos y detalladas de todo Allermi– nor la narración le dijo "Está bien Vaya en seguida y escriba eso Que aparezca mañana mismo Y véa-
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