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« Previous Page Table of Contents Next Page »El Casiillo fué mandado destruir por real órden de 4 de Septiembre de 17811 pero nun– ca se llevó á efecto su demo1~cion. Se le de– jó únicamente la fuerza precIsa para su res– guardo y el de san Cárlos fué renovado, re– forzadC;;, Y lo ocupó la guarnición principal.
(1) • .
La tenacidad con que los Ingleses Inien-taban apoderarse del isimo de Nicaragua, hi– zo que el gobierno español resolviese es±a– blecer, si acaso era posible, por cuenia suya, la comunicación interoceánica que se propo– nian los Ingleses. En 1781 Don Manuel Ga– lis±eo, ingeniero real, reconocía el isimo de Rivas y hacía la nivelación entre el lago y el Pacífico. La diferencia de nivel fué encon– ±rada de 135 piés, resultado muy noiab1e por su exactitud, si se fiene en cuenta la imper– feccion de los ins±nunen±os de este tiempo. Desgraciadamente los acontecimientos polí±i– cos impidieron se llevase, mas adelante este proyecto.
A Quiroga sucedió Jase Es±acheria (1783).
Las circunstancias se hacian iodos los dias mas difíciles. El odio de los criollos contra los Españoles habia llegado á ial grado que se trataba abierlamenle de arrojarlos del pais. Cuando llegó la noticia del tratado de Paris (1783) que aseguraba la independen– cia de los EE. UU., el pensamiento de todos los Centro-americanos, hasta entonces mal definido, tomó cuerpo y pudo formularse por esa palabra a±revida: Independencia.
Se pensó desde luego en los medios de realizar aquel pensamiento
¡ pero fué tarea larga: el poder real era todavía muy Íuerte y temido, y fué necesario esperar que algu~
nos funcionarios españoles se mostrasen dis– puestos, por uno ú otro motivo, á favorecer un movimiento. Pero el empuje estaba da– do y no debia detenerse. El advenimiento de Carlos IV (1788) y el nombramiento de Juan de Ayssa por gobernador (1789) pasa– ron desapercibidos.
Entonces estalla la revolución francesa y
hasta, 1808 el pais ofrece el espectáculo de
estaban al maudo del coronel Polson, uno de los oficiales su– baltel nos se llamaba Nelsou; mandaba el pequeño buque Hin– ehinblooek, y estaba destinado á sel un dia el hih oe de Tl a– falgar
La guamicion era de 208 hombles, al mando de Juan de Ayssa La lesisteneia fué tan vigolosa, que cuando la defen– sa se hizo inútil, por haber los Ingleses dominado la posicion del Castillo, .se Reoldó la capitulacion con los henales de la gllena
Nelson perdió POI helidas ó enfeunedades, 190 de los 200 hombles de su compañia, y él mismo, por un poco, muele de disenteria
Véase: Vida de Nelson, pOl Clark y Mac-Althul. Tomo 1 9 ,
pág 230.
Vida de Nelson, por Southey
Beatson's: Memodas Navales y lIIilitares de la Gran Bretaña Tomo V, pág. 97, Y tomo VI, pág 230 Collingvood: Memorias. Tomo 1', pág 10
(1) Eso es sin duda el oligen del ell'Ol' de muchas pmsonas, que el een que la constl uccion del fuerte de San Cállos es posterior á la del Castillo
una agiiacion sorda pero continua. Las elec– ciones municipales, en muchos, pueblos dan lugar á escenas sangrientas. Sin embargo debemos decir que se habia intentado la re– duccion de los indios Huaiusos del rio Fria
(1783) ¡ una escuadra española ejecutó el primer reconocimiento de las cosfas occiden– tales de Centro-América (1785); el rey de los Mosquitos se hizo bautizar en Cartagena
(1.788), y se casó con una española de Leon¡ en seguida, por muchos puntos, se empren– de la cafequizacion de los indios de la Tolo– galpa; Se esplora el rio Coco, el de Matagal– pa (1795) y San Juan del Norfe es habilita– do como puerto de entrada (26 de Febrero de 1796) 1 oira real órden del 27 de Marzo del mismo año iomaba las medidas necesa– rias para la colo;:l'ización de aquel puerto.
En 1798 fue nombrado gobernador in– 1:endente José Salvador, quien presenció, sin poder calmarlo, el descon±enfo creciente dé que hemos hablado ya, y fué solamente es~
peC±ador pasivo. En fin, en 1803, estando la costa de Mosquitia amenazada por las fuer– zas de las potencias con las cuales España se encontraba entonces en guerra, se decrefó que ioda esa costa seria anexada. á la Nueva Granada, á fin de poder asegurar su defensa por medio de los inmensos recursos acumu– lados en el as1illero de Carfagena. Aunque este decreto, debido á las circunstancias y
eminentemente provisional no se llevó nun– ca á ejecucion, Nueva Granada é Inglaterra han intentado varias veces apoyar en él sus pretensiones sobre la Mosquitia.
XI
En 1810, gracias á la dificulfad de las co– municaciones, se supo casi á un mismo fiem– po en Leon, que Napoleon habia entrado en España desde 1808 y habia depuesto á Fer– nando VII; que Quito habia dado el primer grito de independencia en 1809, y que Hidal– go acababa de proclamar la independencia de Méjico.
Hubo entonces, en Leon, un primer le–
vantalniento á consecuencia del cual José Salvador fué desfituido (1811)
¡ y, en su lu– gar, las Corfes constituyentes reunidas en Es– paña para nombrar un consejo de regencia en ausencia del Rey, decrefaron que, hasta nueva órden, Nicaragua (comprendiendo Costaríca) seria gobernado por una junta compuesfa de los diputados de Lean, Costari– ca, Granada, Segovia, Rivas, Maiagalpa y Ni– coya. La junta debía ser presidida por el obispo Garcia Jerez. La primera reunion, tu– vo lugar en 18:1 3, y, en ella, se decreió la aplicacion de la nueva Consfitucion promul– gada por las Corfes en 1812.
Pero había ya un partido que deseaba la independencia absoluta y á quien el gobier– no de la junta no podia convenir. Granada
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