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aledos de la perfenencia de los opresores

fueron tornados por los irámifes más escru– pulosos, y que sujetos de honor y probidad, que han Inerecido la confianza pública en fado gobierno, fueron los que en fiem.po de

mi mando, gobernaron, los intereses de la Patria.

Ya fengo dicho que por una ley preexistente, dictada en. el gabinete de tus caprichos, y

en medio de la obscuridad de tus negras ideas, sin formalidad de juicio, sin más au– toridad que la fuerba, y sin más justicia que tu conveniencia, cual absolufa del Oriente, calificabas a los ciudadanos en opresores, serviles, imperiales, Godos, etc, y su color en sostener la libertad na.cional, los proscri–

bías, arrancándolos de sus faITlilias, sin se– guirles causa Los perseguías, hasta los lu– gares más remoios, confiscabas sus bienes, llenando los calabozos, engril1ándolos, y en– cadenándolos Confinándolos a disiancias enorn"les, y en temperamenfos insanos, co~

n1.0 si fuesen criminales

i pues cuando lo fue~

ran no ienías autoridad para juzgarlos, puesto que la fuerza, no es derecho, y la ley ha señalado los jueces en sus causas. Tú .te aprovechaste de los intereses de la Barca de Sinacán, de las haciendas del fi–

nado ciudadano Coronel Cdsanio Sacasa, del caudal de los ciudadanos Zavalasl Ben– güechea, Chamarras, Bárcenas 1 del comer– cio de La Habana) 1 Andrés Sandoval, los Castillos, Basiér, Bodal1, Basca, IBlanco Co– n1.andante del Fuede) Las haciendas de Avilés, de los Guerreros, de los Marlínez, Marjano Mena, y otros. Te apoderaste de los inIereses de los haficanies, que comer– ciaban en ofras provincias, y de Pueblo a Pueblo, y hasta el pobre menestral, quedó reducido a la mendicidad Nombrabas co– n1.isiones a otros pueblos para la persecu. sión, y exterminio de los intereses de indi. viduos que no estaban,. en el disirifo de fu mando, los cuales robaban a tu nombre, -y

son"l.bra Formaste la revolución de la ciu– dad de León, por medio de la correspon– dencia que tenías (y yo he visio) con José de Jesús Osejo, Balladares, el Sordo Pache– ca, y SequeÍí.8: no con otro objeto que el de robar, pues no quedó en aquella desgracia– da ciudad ningun propietario que no que– dara por puedas Y pues dices que todo lo iomasre por los trárni±es más escrupulosos, debe haber una cuenta de cargo y dafa, que lo califique, suponiendo q1.1e sean legífimos los gastos, e invenciones, donde está el fi– niquito en ella y documenio de solvencia del h ibunal de cuentas que conste el cargo general Las listas de revista, distribución y ajus1amientos de la tropa, que sostenía tus usurpaciones'? Quiénes son esos sujetos de honor, y probidad, que tú dices maneja– ron los intereses y que habían obfenido la confianza pública en los airas gobiernos'? Porque si fue Guzmán, Padilla, y airas de fu fuerza, ni han n1.erecido confianza en nin– gún gobierno, ni son más que unos petar– distas conocidos hasta ahora, por revolucio– narios; y si el escrúpulo de esas cuentas es tal como el que forma tu conciencia, y la de aquellos; por cieno que serán como las cuentas que llaman d.el Gran Capitán, que en hachas, picos y azadones, echaban cien millones. Lo cierlo es, que iodos esos (y V laITIbién) antes de la fiesta, no ienían na':" da, y en. el día, casa (aunque ajena) vesti– dos costosos, alhajas en oro y plata, y di– ne);'o que gastar, que su industria y trabajo les dió de la noche al día.

Es que yo no he manejado intereses ningu-

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Servil:

elato.

no, porque mis ideas siempre han esfado lejos de la ambición, y engrandecin1.iento,

y ningún desnaturalizado servil podrá man

w

cilIar mi honor, acreditando con legalidad que me he aprovechado de un maravedí de los decantados caudales

Servil: IHombre sin vergüenza I Cómo tiene valor,

para hablar entre nosotros, asegurando que no te h~s apl0vechado de los caudales aje– nos'? Todos fe conocemos desde iu infan– cia, y no ignoramos Iu vida, y costuIl1.bres: fú no eras Inás que un (sic. fanzelico), des– nudo, fruhán, petardista, que fe ELlrimabas a uno que ofro, de comodidad, para aJi– n1.entarie y vestirlel cual Gil BIas, hacías de rnédico, o curandero en los pueblos Ya de sacristán, ya de alguacil Estafabas a los pueblos ignorantes, dirigiéndoles en sus li–

tigios, en que se te justificaron falsificacio– nes, y cavil---'-lroto)- cidades, muy propias de fu ignorancia. Siempre lleno de vicios,

y sin más recursos pe sostenerlos que tu mala fe, y falta de '\ ~rgüenza, al momento que tu ambición fe condecoró con el Gene– ralafo, vistes con seda de fodos colores, re–

levando con p a ñ o s los más exquisiios. Usando alhajas en oro y plata de lo más preciosas Banquetes suntuosos a que con– currían la n1.uchedumbre y en donde se re

M galaban con profusión manjares y licores del mejor gusto Si concurrías a los juegos, te distinguías en las crecidas paradasl per– días en ellos hasta mil pesos de una veZl y si fe has olvidado, acuérdaie de los que fe ganó en Granada el año de 23, el ciuda– dano Próspero Herrera, y el moni.1 que ar– maste el día de Sania Caialina en el Pueblo de este nombre cuyo fondo constaba de on– zas de 01 o! IY de dónde ha salido tan re– pentina mudanza, y forfuna, si no de los bienes que con violencia despojaste a los propietarios I Si quieres una prueba, está la de todo el Estado, que te ha visto servir de alhajas conocidas de varios sujetos, y aún carecer de ellas, y si aún quieres otras, ocurramos al testamento de Ray.rrmndo Tí– fer, a quien llaInabas (hijo de la guerra) en el que verás un pormenor de lo que en· tró en tu poder, y de los ofros cómplices¡ esfo es solo de lo robado en León, sin con– iar con lo de Granada, en donde ereS más conocido por un General de bandidos, que

por un n1.i1ifar acreditado

Cleto: Para callar estas hablillas de los serviles, he

desafiado a sus atrevidas lenguas, y aún al propio de la Cerda, para ante la Federaci6n Nacional a que me hagan los cargos que estimen convenienÍes sobre el particular

Servil: Ahora esiarnos con cargos ante la Federa–

ción, cuando desde la instalación de los A1~

fos Poderes de la misma se han dirigido un sinnún1.ero de quejas, y reclamos de parli':" culares ciudadanos robados De corpora– ciones y pueblos enteros, pidiendo justicia, iodos dirigidos contra vos, y no ofro, que

no necesitan de airas pruebas, puesto que los estragos que has causado, se entran por los sentidos, y estrechan al convencimiento aún al más apasionado. Guieres aún que se rindan las pruebas, en donde regular– mente las autoridades y funcionarios públi– cos no son n1.ás que unos régulos cómplices de tus delitos'? Si aquellas pruebas 1

roio ) innegables, no son bastantes, se exigiría que la materia inanimada declare los estragos que ha producido impulsados por iu barbarie, como por ejen1.plo el fuego sus incendios El puñal los asesinafos, y la bayoneta, la violencia para el robo y usur-

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