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mo negocio incidental, y asf' atraf'dos par el licor y la lujuria, los incautos cafan en la trampa Tal como el HERALD informaba "Estos sitios de rufianes son el foco de las borracheras y ei escenario de innumerables

crímenes. Confiados marinos y mineros son hen~

chidos de licor -endrogados si es necesario- hasta que caen fáciles víctimas Muchos robos cometi– das no salen a luz por la vergüenza de parte de los

víctimas"

Se diría que el brazo de la ley se había quebrado,

pues nunca se vio alzarse En unos pocos meses de

1850 se cometieron más de cien crímenes, sin que se

haya ejecutado a un solo criminal Peor aun, tres

veces en ese mismo año, la ciudad f(;l8 desvastada por

incendios que, fue demostrado, habían sido delibera– damente provocados por la asquerosa pondilla como

"los patos de SidneyJJ¡ para que los criminales tuviesen

una orgía de robos y violaciones La ciudad estaba al borde de la anarquía

Poco después de la llegada de Walker, el HERALD

comenzó una cruzada contra el crimen, la que lo hizo

el centro de una tormento¡ y la que, como los sucesos

lo demostraron, se debió a él en gran parte Con su experiencia de los juzgados de New Orlenas, él com– prendió inmediatamente que la esencia de la terrible situación estaba en la alianza de las pandillas con los polítícos ladrones que dominaban la ciudod, y quienes tenían a los policías y los jueces en sus venales manos Nugent le dio rienda suelta La primera andanada del HERALD fue contra la Corte Suprema de California, la que desde su asiento en Sacramento fijaba el tono de todo el sistema judicial del estado "La Corte Su–

prema ll

,

dijo un editorial, "se ha puesto en ridículo"

por su "flagrante estupidez" y por su tolerancia de

"vagos sin reputación ni principios" y de l/corruptos

médicos y rábulas" Ante este ataque inesperado, -el primero de su clase en aparecer en la prensa de San Francisco---, los magistrados de la Carte Suprema se sintieron obligados a contestar Usando de vocero al Concejo de la ciudad de Sacramento, lanzaron una fuerte diatriba contra el HERALD acusándolo de sub– versívo de la justicia Ahora Walker estaba en su ele– mento Alegremente dejó ir otra andanada mayor En la Navidad de 1850 publicó una gacetilla titulada

IIPersonal 1J para expresar sus sentimientos acerca del

Concejo de Sacramento Comenzaba con un tono de orgullo "Sí un editor fuera a apartarse de su curso para hacer caso del abuso expresado por funcionarios

corrompidos. serío

l

por supuesto condescender"

Sin embargo, para no dejar duda con respecto a su opinión, agregó que el Concejo era "una colección de bribones y tunantes"

Durante varias semanas después, bajo el título de "Inteligencia Judicial", el HERALD publicó detallados informes sobre denegación de justicia en los juzgados, y rara vez perdía la oportunidad de echar en cara a las autoridades su incapacidad de actuar contra los climi– nales de la ciudad Tenía suficientes municíones La fuerza policial era un absurdo Los alguaciles abierta– mente se asociaban con los criminales No había ni siquiera una cárcel en San Francisco Aun si el he– chor de un crimen era ídentificado y llevado a jucio, no corría ríesgo alguno Un poco de dinero o la co-

nexión adecuada descubrirí'a siempre un tecnicismo legal para asegurar el sobreseimiento del caso, o el jurado era compuesto de amigos del enjuiciado El crimen se había convertido en el medio de vida de cen– tenares de hombres y mujeres peligrosos, mientras los jueces se hacían de la vista gorda

Fue un vibrante editorial del HERALD, "Un modo de detener el crimen" el que por primera vez abogaba

un movimiento de Vigilantes/ aunque no usaba todavía

la palabra "Un grupo de doscientos o trescientos "reguladores", compuesto de aquellos hombres que

tengan intereses en la ciudad" era necesario/ dedo el

HERALD, "para arrojar a los criminales de la ciudad",

y si fuera necesario/ con l/algunos ejemplos de la apli– cación de la ley lynch ll Dos veces en esa semana se repitió el consejo/ con una completa reseña de sus pe–

ligros y una sombría advertencia "Terrible es el casti– go que nuestros ciudadanos aplicarán a los indignos servidores públicos quienes los han obligado a la ne– cesidad de defenderse por sí mismos" contra los ele–

mentos criminales

Otros diarios tomaron la idea del grupo de Vigilantes, al punto que alarmados por ella, los direc– tores políticos hicieron algunos gestos para satisfacción de la opinión pública A petición del Fiscal un Gran Jurado de ciudadanos respetables fue formado para detener el desborde del crimen Tomando las cosas

en serio/ muy pronto dictó medidas contl a un número de Cl iminales conocidos, sólo para recibir una repri–

menda de la Corte El Juez de Distrito, Leví Parsons, informó al Gran Jurado que no podía encausar excepto

con evidencia que justificara la acusación presentada

por un jurado de juicio, lo que en la práctica significaba que no se les podría encausar.

Fue para desgracia de Parsons que esa declara– ción, que hubiera pasado sin notarse en la agitada y cínica vida de San Francisco, cayera bajo el ojo lega– lista de Walker Al siguiente dí'a el HERALD publicó una pequeña gacetilla, firmada por "Uno del Pueblo" y que decía "Sea que el Honorable Juez Parsons en este caso, para guía dei Gran Jurado, haya fijado una incorrecta regla de derecho debido a premura, inadver– tencia o yerro, es indiferente preguntar" El hecho era que conforme a todo precedente legal un Gran Jurado no necesita acusar hasta haber acumulado toda la evi– dencia requerida para dictar veredicto como lo nece–

sita una corte ordinaria

El Juez Parsons, conocido por su pomposidad, republicó con una mal aconsejada diatriba El HE– RALD, di jo era una amenaza pública y debería ser acusado por las autoridades locales Luego, él mismo se presentó ante el Gran Jurado y pidió la acusación del HERALD por desacato, mas los jurados se negaron a actuar Walker aprovechó la ocasión En un mor–

daz editorial/ lila Prensa una Amenazal/ dedo clara–

mente que "la Corte del Distríto instruye al Gran Jurado que ayude a los criminales a escapar No extraña que después de ínterpretar la ley de manera favorable para los criminales, el Juez de Distrito se declare contra la prensa" Esto, Walker concluía, era

IIlocura judiciaJ II En cuanto al cargo de desacato/

"las Cortes no pueden descender más de lo que han descendido Si nosotros fuéramos el Angel de la

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