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explotador de lo tietra

(J los nuevos tel/otp.l1iel1t~s, que Se quejobon de que ellos 90110bl111 m"s (amo asola, iodos qlle corno fl",nantes amos del pedacito de teneno.

y me ha parecido oportuno tlOsladar la GevelO lección que recibimus pOI ignorantes, a los

nicarogúenses pOlO que en el nuevo y soñado aglarismo se principie acertadamenie pOI educar a

nuestro pueblo, alejándolo de Cleto Oldóñez, hacia la paz y enseliándole la técnica necesaria pa–

ra el cultivo de la buena tie, ra que nos diera Dios

E

NTRE los sucesos que sirvieron para levantar mi ánimo sobre transitorio pesimismo

figuro en plimera línea la actitud firme, resuelta, combativa e inteligente de la reple– sentación en el Congreso puesta por mi en virtud del convenio celebrado con el General Emiliano Chamarra

Debo consagrar a este respecto un recuerdo a los diputados César Pasos y Héctor Arana constantes en defender a 105 hombles del gobierno de don Adolfo Diaz, y que vincularon su des– tino político a mi personalidad

Anselmo Rivas en el Senodo confirmó su estirpe, y fue un por/amentorio a la o/tUla de 5lI

podre en igual situación, sosteniendo sus ideos y SLlS nobles conceptos Asi pOI ejemplo, su dis curso sobre el Plan LOl1sing es Lln documento que puede figLlrCII en las mejores crónicas par/omen– talÍas de las Congresos l-lispanoameticol1os Me servil á ahora para robLlstecer el contenido de estos recuetdos, tlOnscribir los párrafos en que comentn en hábil soslayo el pLinto de la intervención

americana

l/Conocido es ya en su totalidad el pensamiento que animaba al Gobierno antetiof, en P/€–

sencio de ciertas posibilidades que le daban los tres millones de dólares que debían entregar al Erario Público En los negocios de Estado se ven curiosidades dignas de estudio detenido, porque de ellas viene dependiendo su encadenamiento de circunstancias, la vida misma de la República

En la Convención Bryeo-Chamarra crisfalizóse lo intervención americana, con la expresión claro

de fas intereses más o menos elevados que han impulsada a los Estados Unidos en sus últimos tratos con Nicaragua Y aqui lo curioso ese mismo trato, al poner en calma el ánimo de la po–

tencia grande con la garantía de lo que de nosotros le pueda interesar, puso a la potencia peque–

ña, Nicaragua, por una sola vez, en circunstancias FovOlobles de disminuir en lo posible esa misma

intervención americana, reduciéndola a fas términos aprovechables

No desperdiciar esa ocasión fue la idea del Gobierno de don Adolfo Diaz para dejar viva

la influencio americana, como mantenedora de la paz, pero muy amistosamente, con mano hábil

y delicada, lecortar la intervención en sus detalfes más enojosos Así, aunque los banqLleros nor–

teamericanos han sido inmejorables romo banqueros, era conveniente cortar las telac)ones con

elfos en cuanto pudieran significOl hilos de nuestra liga internacional con el Departamento de Es– tado Po, eso, lo conducente a un buen éxito ero pogar a los banqueros con los tres millones, para poder conversOl de ahí en adelante con el espilitu lible de los solventes, en nuestros tratos con el Departamento de Estado y aun con los mismos banqueros

Pero siempre, a fin de hacemos respetar, y conste que no doy a la palabra mayor alcance del que puede tener, había que conservar en la mono alguna arma que mostrar al que iba a de– cidir/o todo, o sea al DepO/tamento de Estado Ha sido claro el interés de la diplomacia america–

no de conseguir lo que necesiton de estos paises débiles pOt medios pacíficos y con exclusión de toda violencio, porque cada vez que el Gobierno Americano, aguijoneado por sus necesidades, ha saltado sobre la barrela de la modemción, como en el caso de Panamá, ha sido reprobado pOI

S(I mismo pueblo

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Algunas veces se me desordenan en la memoria los Cabos Sueltos, y me cuesto atarlos en

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