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A bandera que levantaron los jefes riel liberalismo leonés en su movimiento subversivo, iniciado victoriosamente con indudable valentia fue la de la reinvindicación de la so–

beranía plena nicaragüense

Despertó ese gl ita grandes simpatias en el eco de las otras naciones latinoamericanas Muchos aplausos, mucha litelOtura animando a los rebeldes, e ilusionándolos más y más en su

tareo¡ pero ningún auxilio positivo, ni siquiera protestas formales de los Gobiernos más respe–

tables de Sudamérica Se repetia la actitud de Hispanoamérica, cuando el despojo verificado por el primer Roosevelt contra Colombia, arrebatándole la Provincia de Panamá para trazar su

canal Muchos lamento" pero uno por uno los paises Hispanoamericanos reconocieron la Re– pública de Panamá en acatamiento a la nueva forma del impeiralismo de Roosevelt

Pero exaltado el pueblo de León interpretó la sublevación en un sentido más trascenden– temente revolucionario Las multitudes enloquecidas por el triunfo contra Durón, procedieron

a castigar a los adversarios saqueándoles y destruyéndole sus propiedades

Todos los establecimientos comerciales de conservadores en León, fueron totalmente ba– rridos El bien surtido almacén de don Salvador Cardenal quedó con los estantes vacíos, y des–

truídos los vidrios y las cosas pesadas que no se pudieron llevar De ese saqueo fueron víctimas algunos liberoles cuyos establecimientos estaban contiguos a los de los conservadores, tal como el de don Tomás Pereira Castellón, liberal convencido y activo.

Procedieron también las turbas directamente contra las familias conservadoras tnva– dieron la cosa de don Salvador Cardenal, armados y agresivos La familia llena de pánico huyá por los tejados. Don Julio Cardenal, con su joven esposa, doña Adela Argüello de Cardenal en

estado de gravidez, se vieron precisados para librarse de la furia revolucionaria a tomar ese pe– ligroso camino Y tiene su valor el dato del sujeto que iba en aquel vientre, es el hoy don Sal– vador Cardenal, artista bien afamado, dueño de la radiodifusora Centauro, y que guarda como

sus compañeros inocentes del ultraje, los retratos de sus abuelos, despedazados a machetazos en

aquella funesta fecha

Toda la familia Cmdenal en aquel día tristísimo se asilaron en la casa trasera de la pI opio perteneciente al doctor Mariano Barreta quien los protegió con el manto respetable de su libe– ralismo reconocido y acatado

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PREOCUPADOS los directores altos de la revolución liberal de aquella faz que le estaba - dando el pueblo, resolvieron desviarlo hacia tras nuevas operaciones. El doctor Irias al mando de un ejército no muy bien armado y tampoco abundante de parque avanzó sobre la carrilel a para atacar un destamento que estaba allí como avanzada del Gobierno del Presidente Diaz bajo el mando del Gral Bartolomé Viquez

Se trabó la pelea El ejército conservador que deseaba un desquite de la muerte de Du– rón se plantó en firme, y por ciertas hábiles maniobras derrotó a los revolucionarios que dejaron en el campo herido, al Reverendo Padre, Jorge Volio, sacerdote costarricense, fino intelectual,

que en un ardiente centfoamericanismo no se c.onformó como otros tantos en animar de lejos el movimiento anfi-arnerkanisfa sino que se vino, quitando los hábitos de su excelso ministerio, a

recho descubierto, a coopelar en lo que cleía solemne protesta de un pueblo débil contra una

potencia poderosa e incontrastable

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