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bían señales de muchos otros heridos. Bajas de la Guardia: Ninguna. Avanzarnos: 1 rifle F\rag, en buen ser– vicio, y 3 cargas de municiones Krag;

1 cinta negra y roja para sombrero, 1 pañuelo negro y rojo, 2 maletas conteniendo considerable ropa de mu– jer y telas.

Acampamos allí por la noche.

13 de agosto de 1931 -A las 06:00 sali–

mos para Las Cuchillas sobre el ca– mino de San An±onio. A nuesira lle– gada al punto de contacto de dos días antes nos encontrarnos con la patru– lla de la hacienda Corinto. Nuestras patrullas combinadas procedieron so· bre el camino de San Antonio. Cerca de una legua adelante oí cosa de 10 disparos como a 50 yardas delante de mí, seguidos de la explosión de una bomba, llegando a la maleza donde oímos los disparos, encon±ramos se– ñales de un grupo de cinco a diez re– beldes que aparentemente estaban escondidos allí. Uno de ellos, a quien probablemente le entró miedo, dis-

11 de agosto de 1931.-A las 03:40 sali–

mos sobre el camino a La Pavona. donde llegamos a las 07:00. Esta es una llanura grande, libre de árbolés pero cubierta de maleza. Muchos senderos se encontraron allí, todos con señales de uso reciente. Siguien– do uno de ellos que mostraba huellas de animales en dirección del Cerro Chachagon, llegarnos a medio cami– no del ascenso a la montaña cerca de las 13 :30 donde encontrarnos un cam– pamento rebelde. El sendero desde en la mañana se iba haciendo mas angosto hasta el punto que mostraba que apenas unos 15 hombres habían pasado por allí hacía unas tres ho– ras. Con el Teniente Pulver y quince de mis mejores hombres procedí ha– cia el Cerro Chachagon, dejando el resto para que prepararan el campa– mento. Al llegar a la cima, después de un minucioso reconocimiento, nos dimos cuenta que el grupo principal se había dispersado, cogiendo la bre~

ña, solos o en parejas, y que era im~

posible para nosolros seguir adelan– te. Regresamos al campamento a las 17:30.

12 de agosJ:o de 1931 -A las 07:00 sali–

nlOS para La Pavona, llegando a las 13 :30, donde establecimos el campa– mento, desfazamos un ternero y el resto del día lo pasarnos reconocien– do el vecindario.

mero O. C. LedbeHer¡ Sub-Teniente

R. A. Thompson y Sub-Teniente W. F.

Pulver¡ 20 alistados de Navarro; 10 alistados de Cuatro Esquinas; 11 alis– iados de El Consuelo. La patrulla iba armada de cuairo BARs, cinco sub– ametralladoras Thompson y cinco lanza bombas.

Salimos a las 14:45 para San Nicolás del Carmen y llegarnos a ese lugar a las 16:00, y encontramos que debido a recias lluvias de ese día había cre~

cido mucho el río. Los rebeldes lo ha– bían cruzado cerca de las 17:30 la tal– de anterior y durmieron en La Unión, al otro lado del río.

10 de agosto de 1931.-A las 05:00 sali–

mos y cruzamos el río. Pasamos por La Unión y Quebrada Honda del Tu– rna, donde en un grupo de casas no– tamos gran actividad en las cocinas, donde una gran cantidad de carne y

toriillas se preparaba como para 50 hombres. Yendo como íbamos ham– brientos, nuestros hombres acabaron con toda la comida. A las 15 :00 se– guimos en dirección de Las Cuchillas. Como a una legua encontraITlos el campamento recientemente hecho y

sin usar, encontramos que era corno para 50 hombres. Seguirnos avan· zando.

Al llegar a Las Cuchillas cerca de las 18:00 se observó que un grupo de 10 hombres con cintas rojas en los som– breros salían de la casa de Feliciano Chavarría, en el camino de La Pavo– na, y que en este camino habían hue-llas de más gente adelante. La avan– zadilla nuestra bajo el mando del Te– niente Pulver abrió fuego inmediata– mente mientras el resto de la patru-lla avanzaba y tornaba posiciones a la izquierda. Se estableció un fuego nutrido y se vió caer a cuatro hom– bres. Mientras tanto se oían dispa– ros desde el monte que rodeaba los claros de las casas. Dos de los hom– bres que habían caído se levantaron y se lanzaron al monte y cesaron los disparos habiendo los rebeldes toma-do distinias direcciones. Todo tardó cosa de diez minutos. Corrimos en– tonces a las casas y entrarnos al mon-te por el lado opuesto pero fue impo~

sible reanudar el contacto debido a la creciente oscuridad. Habíamos abier-to fuego y parece que esa fue la única oportunidad que tuvimos. Recorrien-do el campo encontramos:

Bajas rebeldes: 1 muerJ:o; 1 herido; el dueño de la casa de apellido Cha– varría, herido, murió después. Ha-

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