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años, una noche María, acompañada de Raquel Gu– fiérez, la atacaron a ella (doña Carmenl a !j101pes en el parque Morazán. Entonces aún no se habla casado doña Carmen con el Gral Sierra, ni éste había ílegacio a la presidencia. "

SEPTIEMBRE: 29

Voy al Guanacastl'! donde se celebran una carrera de cintas en honor de la fiesta de San Miguel Había gr8,1;1 concurrencia, Entre las damitas tegucigalpinas abundan las morenas

A las 3,00 p m estuve en Palacio Muy escaso de entendimiento me pareció el Ministro Daniel For– tín.

SEPTIEMBRE 30

Visisto a q.oña Carmen: me da 300 pesos para que oe case Marianita, pues aunque ella es dueña de gran capital, Su familia no ha querido darle dinero para su casamiento

Aquí está Manuel Mejía Bárcenas: vino ayer pro– cedente de México y El Salvador. Con él cómo en el hotel "Progreso", ha cambiado algo en sus n1aneras

Esta mañana vino a visitarme don Trino Ferrari, tío de Marianifa, hablamos del casamiento de ésta, que él no aprueba como :loda su familia

Cada vez que Dña Cannen conversa c¡mmigo me habla pestes de los hondureños

OCTUBRE l'

Esta ciudad se divide en dos partes, la una, que propIamente se llama Tegucigalpa, queda al Norte del río, y la porción del Sur que tiene el nombre de Comayaguela, en esta úHima vivo yo. Hay en cada banda me:rcado, cabildo, oficina telegráfica, e:lc

I y en todo se gobiernan como si fuesen dos poblaciones di· ferentes -La casa en que yo habito está a 40 varas del río, y como a, tres cuadras del hermoso puente por donde se pasa para ir a Tegucigalpa- Dicen que entre las dos ciudades hay quince mil habitantes; pero yo no lo creo, serán, a lo sumo, doce mil Me palece que Comayaguela y Tegucigalpa juntas no llegan en extensión al tamaño de Granada El 1l10vi– miento coznercial es muy pequeño, no hay coches, ni tranvías, ni znás que dos O tres oarretones Con todo, se encuentra aquí muy distinguida sociedad y mucho mayor oultura que en Managua.

El clizna de Tégucigalpa es, para mi gusto, deli– cioso Ahora 110 se siente ni frío ni calor 1son las tres cÍe la farde 1I el termómetro centígrado marca 24"

En la mañana y en la noche se siente algún fresool marca el t~rznómetro, por lo regular, a 19 Un día le tuvimos a 17 9 •

Voy a hablar con el Dr. Lara para que le ponga el DESE a un recibo de doña Josefa Alcántara de Gar– oía la viuda de ,Andrés, cuya faznilia e¡¡tá muy pobre, y c'uesta mucho que le paguen la pensión de que go– za, porque se han puesto todas ellas znuy mal con doña Carmen

Mi afecto; por. el 'fuerto Carcía y por sus hijas ha– ce i1'1teresarnni'eÍl este' asunto, aún a riesgo dé po– nerme mal con dóña Carmen. El Dr. Lara accedió a mi solicitud de bUElIla voluntad. Es él Administra-dor General de Rent"as. '

OCTUBRE~

Por la mañana vienen a mi cuarto Manuel Me– jía Bárcenas quien me dice que los, emigl;ados con– servádores no, debemos esperar nada del gobierno sal– vadoreño Hace tiémpo que yo vengo sosteniendo igual cosal pero mis paisanos son muy ilusos.

(NO'1"A: En 111 descripciÓh que don Enrique hace de TegU.

cigalpa hay qUe tomar en cuenta el tiempo que ha transcUlrido de aquela fecha al plesente. En lo que ha tlanscunido de entonces acá, Tegucigalpa hll plOgresado de tal modo, que no la 1 econoceria don" Emique Igual cambio favOlable se ha vel'i– ficado en lo que lespecta a la cultura que había en ese entol')ces en 1>lanagua, que no había lecibido la influencia de las colonias glanadina y leonesa que al avecinda.se <m ella, 11evalOll" el apOl te" de la cul– tura de iiniblls !;ociedndes que pOI ser las prime– l'as fundadas POI los españoles, consel vaban cos– tumbres supCliozes a las demás ciudades en que la influencia de lo~ colonizadoles no se hizo sentil tan– to),

OCTUBRE 3

Almuerzo en casa del Cónsul de México señor Gutiérez Zamora por ser día de Su cumpleaños, y

allí paso casi todo el día No se le ocurrió a don José Manuel', esta vez recitar versos de su cosecha corno lo hizo' la vez pasada que me di6 la gran lata, y por poco me desmayo Me colocaron en la mesa entre Teresa y Chinda Hines!rosa, dos muchachas guapas e inteligenfes. "

Fui al Palacio a entregar a doña Carmen el Pa· garé de Marianifa Ugarle por los 300 pesos que le dió prestados para su casaznienio (el de Marianita 1.

Recibo de Granada la noticia de que murió hoy la señorita Emilia Vivas.

(NOrA: Fue una de las plÍnlC1aS victimas de la enferme–

dRIl "apendicitis", cuyo método opelatolio no se co– nocía entonces; por eso dijo don Elilique, en CIU ta a uno de los suyos: "Poble Emilia, qué enfellnedad tan prosaica, fea y antipoeética la que se la llevó a la ti¡)nba"; pOlque como no opelában el enfellno mOlía exonerando el vientle por, la vía bucal, y a a eso llamaban "cólico nlisel el e" y el an muchos los que mOlían POI no sabelse el oligen de la en– fermedad)

Manuel Mejía Bárcenas quiere ponerme a tra– bajar en sus libros de texío

(NOTA: El señal Mejia Bálcenas se había dedicado a edi.

tal libros de lectura de autoles selectos, y de obaa matelias, como de geografía de Centl'o América e historia de la misma, los que luego vendía a los gqbielllos del Istmo, pala lo cual tenía que desarlo. 11al una serie de intl'igas Plisando por mil humi· Ilaciones a todo lo cual estaba ya acostumbrado el editor que tenía una paciencia musulmana palll hacer antesalas antes de ser l'ecibido; y aguantar nlantones de dos y mlÍs horas en los palacios y

}'esidencias de los leyezuenos que entonces Illan– daban en Cenho América

Don Emique le hizo metel la pata el señOl Me– jía como adelante se velá)

Me propone Juan Ramón Malina que fundeznos un diario en esta ciudad. Yo no le contesto ni sí ni no,

pero no pienso meterme en seznejante aventura

OCTUBRE 7

Doña Carmen envia a decirme con doña Flora Malespín de Mejía que por qué no he" ido a verla. ,Esto "si que es divertido I Dos veoes he llegado al PaJacio y en ambas me han dicho los que cuidan la puerta qUE¡ no está visible

Por la noche visüo a Conchita Maldonado con la que hablo largamente del lamentable airaso de "la culta Tegucigalpa", como dicen siempre los perió– dicos cuando se refieren a la sociedad tegllcigalpense.

OCTUBRE 9

Sé por don Trino Ferrari que ya estalló la bomba del casamiento de Marianita, que había permanecidc

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