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« Previous Page Table of Contents Next Page »solicitadas y casi toda esa generación granadina aprendió alli el juego del billar, pero la afición a este ino–
cente juego, nos acarreaba inconvenientes ya que las mesas de billar se encontraban dentro de la cantina
y la ley prohibía la concurrencia a menores de edad a esos lugares, y la policía, que vigilaba el hotel, ca– balmente para impedir ahí la presencia de menores, los perseguía cuando los encontraba jugando, pero los jugadores cada vez que podían, trataban de burlar esa vigilancia
Servía en esa época, c»mo agente de Policía un individuo llamado Dolores Susano, que nos cono– cía a todos y naturalmente cuando éste se aparecía por los alrededores del hotel, nos espantaba Al cono– cer nosotros que Susano llegaba a las inmediaciones de I edificio, teníamos que salir huyendo de las mesas de billar
Aquello era una barahunda y cada cual buscaba como salvarse de Susano Las personas mayo– res y aún el mismo Mr Downing, cuando estaba de vena, nos ocultaba o nos facilitaba la fuga al interior del Hotel, donde la policía no podía penetrar En esos tiempos se llamaba en Granada a esa sección de po–
licía dirigida por Susano Bota perros¡ pues se encargaba asimismo, de recoger los animales muertos que ama–
necían en las calles, especialmente a los canes, y los m uchachos de la ciudad al ver pasar a ese grupo policía–
co, le gritaba Bota perros, y este mismo grito ofensivo, salía también de alguien del grupo que se encontraba
en las corredores del Hotel, por lo cual Susano y sus corchetes se enfurecían y procuraban atrapar a los que ahí se encontraban Una vez detenidos los llevaban al Cabildo y después de una reprimenda, se les daba li– bertad, bien cuando llegaba algún padre de familia a pedir la libertad de los menores Lo que se preten– día con esos muchachos gritones de la calle y aun con los que se encontraban en las mesas de billar era, asustarlos y a los últimos, obligarlos a salir de esos lugares prohibidos sin hacerles daño, pero cuando alguno de los muchachos se resistía, era llevado por la fuer za, sin mal trato
Susano después de todo, era un buen hom bre, ignorante, por supuesto, de lo que era un agente guardador del orden, y se complacía en ejecutar al pie de la letra, las órdenes que recibía de sus jefes En ese penoso oficio de policía ganaba poco, su salario era lo que hoy se llama de hambre, y como tenía nume– rosa familia, se veía obligado en sus horas libres a fabricar globos de papel de china, los cuales vendía al comité de las fiestas de agosto, y en esa pequeña indu stria demostraba ser muy hóbil
Los globos de papel de china de diferentes colores, encendidos con hachones se elevaban durante las noches de aquella fiesta y la elevación de esas es féricas figuras, iluminados arriba en el cielo, en esas
alegres noches, presentaban un aspecto fantástico que entusiasmaba a la chiquillería '
Entre los asiduos concurrentes a las tertulias en los corredores del Hotel de aquellos tiempos, ha– bía un buen viejo, padre de numerosa familia, llamado don Almanzor de la Rocha Diariamente a las siete
de la noche¡ se situaba, en medio de los muchachos en un cómodo sillón Don Almanzor tenía un cuerpo
obeso y barrigón Usaba espesos bigotes y era educado y de buenas costumbres Portando un bastón,
llegaba todas las noches, hiciera bueno o mal tiempo, y permanecía en Jos corredores hasta las 9, hora en que regresaba a su casa
Con nosotros era amable nos contaba cue ntos y comentaba los sucesos del día No le pagóba–
mos con la misma moneda¡ pues lo molestábamos frecuentemente, dándole pesadas bromas que él soporta– ba con paciencia, gracias a su buena índole y a su edu cación
Nunca se exhaltaba ni aún cuando nos reprendiera por nuestras impertinencias y malacrianzas
A lo más que llegaba era a no dirigirnos la palabra En cambio, siempre nos trataba bien, y cuando se ar–
maba una disputa entre nosotros, en la que interven ían los puños¡ era el primero que se presentaba a poner en paz a los pleitistas Pertenecía don Almanzor, a buena y antigua familia granadina, de origen español
Su padre habiendo sido abogado, Magistrado de la Corte de Justicia, Ministro de Gob,~rno y Profesor en la Escuela de Derecho En la ciudad, se tuvo siempre a su padre, el doctor don Jesús de la Rocha, como per– sona de respeto y honorable, pero débil de carácter Don Almanzor, fué toda su vida, empleado público, de
correcta y honesta actuación Pertenecía¡ como la mayoría de los granadinos, al partido conservador y
en 1893, al dejar éste el poder, fué destituído por el nuevo gobierno que surgió en ese año, del modesto em– pleo de jefe del Almacén de Guerra" y hasta experim entó molestias con el cambio de gobierno, pero nunca le oímos nosotros, quejarse de ellas ni hablar en contra del nuevo gobierno liberal
Era prudente, pacífico¡ de gran corazón y de cultas y urbanas maneras en su trato El único de-fecto, para nosotros¡ indiscretos e impertinentes, era su manía de contarnos cuentos¡ y cabalmente, de ese
su lado flaco, nos aprovechábamos para fastidiarlo si n tomar en cuenta sus buenas cualidades, de tolerante,
urbano y paciente
A todos los ¡rrespetos, respondía con una sonrisa bonachona Don Almanzor dejó de concurrir cil
Hotel al enfermar de la dolencia que le causó la m,u erte Tendría entonces 80 añas
Allá, por el año de 1893, al tener ya la edad para ser admitidos como socios del Club Social, la mayoría de las concursantes a la tertulia de los corre dores del "Hotel de los Leones", abandonó dicho lugar, en donde habíamos pasado por lo menos diez años de a legres jolgorios en esa tertulia de muchachos y como ya entrábamos en otra edad y en otro ambiente soci al lo abandonamos para dedicarnos a otras actividades
más serias
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