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nadina. Doña Irene, a esta época, era ya entrada en años gozaba de alguna ilustración yero considerada en la ciudad como una distinguida e inteligente dama, por esas mismas cualidades, ejercía cierta influen– cia entre los hambres mós destacados de la ciudad Ademós de esto, la familia O'Horan había tomado im– portante parte en la lucha que treinta años antes se habían iniciada para obtener la independencia de Nica– ragua del poder español, y un hermana suyo, don José Gabriel, tomó parte directa en el primer movimiento de liberación

Walker debió conocer estos antecedentes, y como se trataba de una señora de origen irlandés y hablaba su propio idioma, se valió de ella para la realización de sus planes

Doña Irene, probable(l1ente, sin conocer las ambiciones de dominio y de poder que anidaban en el olmo de Wolker y quizó, también, llevada por el sentimiento de ver restablecida la paz en el país, sirvió de instrumenta a los siniestros planes del filibustero sin darse cuenta que ello sería el medio por el cual éste

realizada sus negras maniobras

Así fue como doña Irene, siguiendo las instrucciones de Walker, mandó al general Ponciano Co– rral, Comandante de todas las fuerzas legítimas, una misiva insinuándole la idea de llegar a un convenio con el nuevo poseedor de la ciudad, a fin de terminar la guerra

El General Corral, tomando en cuenta la calidad de la intermediaria, recibió y estudió las proposi– ciones de paz que se le hacían, y el día 23 de Octubre de 1855, resolvió llegar a Granada a conferenciar directamente can Walker Fue a encontrarlo al camino un piquete de americanos que el general Walker había mandado con tal propósito, y este mismo geneyal, lo recibió a las orillas de la ciudad

Tan luego Corral entró a Granada, procedió a entablar negociaciones de paz con Walker, previa de– claración a este mismo jefe, que él, Corral, estaba om nímodamente facultado por su jefe poro firmar cual–

quier convenio

El historiador Pérez, de quien tomamos este relato, subraya la palabra omnímodamente, dando a entender que el general Corral no estaba debidamente facultado por sus jefes superiores, ni por el resto del ejército legitimista, para firmar, por sí sólo, y cumplirlo, un convenio de paz con el general Walker

Mucho se ha discutido acerCa del procedim iento observado por el generol Corral en esos críticos momentos y aún se ha llegado o insinuar la idea de qU'3 este patriota y valeroso militar ambicionaba llegar a' ser el generalísimo de las fuerzas todas una vez firmado el convenio con Wolker Hoy que tomar en cuenta, además, que al proceder Corral a firmar el convenio, desaparecia el gobierno legitimista y qu~daba como único gobierno el que presidiría don Patricio Rivas, quien sería nombrado de acuerdo con el convenio que se firmaba.

Sea como sea, el caSo es que esta vez el General Corral, cayó en la trampa que le tendía Walker, ton objeto de someter todas las fuerzas legitimistas

Después de firmado el tratado de paz del 25 de Octubre, el gobierno legitimista, presidido por el licenciado don José María Estrada, lanzó una protesta contra esa convención y pidió apoyo a los otros go–

biernos de Centro América pora que ~stos, pudieron l/intervenir en los negocios de Nicaraguo, obrando o

mano armada como en causo propia, hasta la desaparicián de todo poder extraño y el restablecimiento de la potestad legítima", según decía la proclama del Presidente Estrado

Corral una vez fío modo el tratado, regresó a Masaya el 29 del mismo mes ¿Conocía el general Corral a esas horas, la protesta de su jefe el Presidente Estrada? Entendemos que sí, puesto que en la mis– ma ciudad había sido escrita y firmada dicha protesta y en esa misma ciudad, se encontraba en esos mo– mentos, el mismo general Corral

Nadie se ha explicado hasta hoy, cuál fue la intención del general Corral al firmar el tratado del

25 de Octubre de 1855

Hay un insondable misterio en ese procedimiento, y lo más que uno puede llegar a pensar, co– mentando tan infausto acontecimiento es, que a Corral lo guiaba quizá, ver terminada la guerra y por ese medio, alcanzar la deseada tranquilidad y la paz en el pais Pero, si osi pensó, muy pronto la realidad de los hechos le iba a demostrar con toda crudeza, nada menos con la pérdida de su vida que se había equivo– cado y caído, incautamente, en un lazo que le había tendido hábilmente el filibustero Walker a fin de elimi– narle a él como factor de consideración en el plan que aquél se trazaba satisfacer sus ambiciones de poder y de dominio sobre Nicaragua

Como decíamos antes, el día 29 el general Corral mandá formar el ejército en la plaza de Masaya

y lo arengó en estas enérgicos frases "Que sus antiguos enemigos eron ya sus hermanos, con los cuales iba

a darse un abrazo fraternal, y que le recomendaba la disciplino, so pena de ser pasado por las armas el que de cualquiera manera violase lo amistad y la alianza prometida"

"El ejército" comenta el historiador Pérez, "marchó silencioso, dejándose ver en cada uno de los

semblantes, la pasíón que dominaba el pecho de aquellos esforzados militares"

El historiador Pérez presenciaba en Masaya el acto que describe, y por lo tanto, hay que compren– der él relataba lo que había visto y oído en aquella ocasión

Al llegar nuevamente el general Corral con su ejército a Granada, asistió, con el general Walker

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