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La Revolnción de~

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A¡::ío 1854. ~

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esa vía fluvial en goletas y lanchas toda su producción agrícola desde la época colonial y al mismo tiempo,

recibía toda lo mercadería poro su propio consumo, así como la que enviaba o otros poblaciones

Como la ciudad disponía en esa fecha de grandes capitales, su comercia de importación aumentó

considerablemente más con el trófico o vapor, y así volvió a recuperar lo hegemonía económico que tuvo en las épocas anteriores

Con motivo de ese rápido trófico a vapor, se aumentaron las embarcaciones de vela que surca–

ban el lago y el ría, empresas todas, financiadas tam bién con capital granadino

Sin embargo, este desarrollo comercial que iba aumentando rápidamente, sufrió un gran descala–

bro a causa de la revolución ¡nciado en León cuatro años después

Del lada de Occidente se levantaban grandes nubarrones preñados de tempestades políticas que se dirigían sobre la próspera ciudad granadina, la cual en ese año, como yo dijimos antes, había recuperado

su antigua opulencia

Al ser electo Director del Estado en 1853, el General don Fruto Chamarra, granadino de bueno

y rica familia, se levantó en León un movimiento subversivo y armado, lanzando toda su furia sobre la ciu,–

dad que tranquilamente y por largos años, se distinguía por sus esfuerzos en incrementar su comercio y su

agricultura así como la del país, logrando en esa forma reunir en sus fractíferas labores, gran riqueza

En el capitulo siguiente veremos cómo esa horrorosa tempestad, inspirada por los celos y estimula– da por el deseo de predominio político, se desatá furiosamente sobre Granada

Esta fiera lucha contribuyó para que en su población surgieran héroes y, asimismo, naciera el can– tor granadino de aquello época de desgracias

Ya hablaremos más adelante sobre esos dos hechos apuntados ligeramente aquí.

E

N Mayo de 1854 se levantó en León un ,.. fuerte movimiento ,rebelde en contra del go–

bierno que presidio el General don Fruto Chamarra, además, jefe del partido conservador nica–

ragüense

Como principales jefes de la revolución fi–

guraban el Licenciado don Francisco Costellón y el General don Máximo Jerez, los dos, vecinos de León los cuales habían ocupado altos puestos en lo admi– nistración del país y a quienes se les consideraba jefes del partido líberol, partido éste con mucho auge en to– do Occidente

Castellón y Jerez además, pertenecían o los principales fomílias de León

Los revolucionarios, después de derrotar 01 General Chamarra, que pasó o León o sofocar lo re–

vuelta, se di! igieron con el grueso de sus victoriosas armas sobre Granada, presentándose en los suburbios de

la misma, en la moñona del 25 del mismo mes

Entraron 01 barrio de Joitevo y se posesionaron de la iglesia del mismo nombre, la que, por su só– lida construcción, el lugar alto de su emplazamiento, y estor rodeada de altos pretiles de piedra, constituía uno bien defendido fortaleza militar

Los fuerzas occidentales eran comandadas por el propio General Jerez, y como segundo de éste, el General don Moteo Pineda, y 01 enhar o lo ciudad ocurrió un incídente que refiere en esto formo un escri– tor granadino "Ese mismo día, hubieran llegado hasta la plazo centrol.,.j,s, Granada sino hubiera sido que

"estos granadinos son tan malos (conservamos las palabras de nuestro informante), discurrieron, porque no

tenían gente con que defenderse, poner a \0 largo de la entrada, a uno y otro lado, tienditas de ropas y chinerías con géneros de colores atrayentes, para despertar el instinto adquisitivo de los invasores y desmo– ralizarlos Dicen que ia idea fue de Borbollón (osi llamaban en Granado a don Fulgencio Vega promínente miembro de aquella sociedad) y los granadinos, consiguieron su objeto Cado soldado cogió algo y dejó su

fusil La hora no era poro reír, pero los granadinos esedía se rieron, porque eso es gente que siempre tiene que reír"

Efectivamente, lo estrategemo sirvió a los granadinos para conseguir tiempo en aquellas horas de apremio, o fin de preparar la primera defensa de su ciudad

Así pudieron, en los primeros días que siguieron a la invasión, organizar una defensa provisional

en la calle El Palenque, situada una cuadra más abajo de los placitas de Jalteva Pocos días después, esta

calle fue tomada por las fuerzos del General Jerez y los defensores de lo ciudad, se vieron obligado's a reti–

rarse a otro punto más al interior, disputando, en frecuentes combotes, el terreno, hasto situarse en lo que

(ll Granada y IIDS anojos Altícnlos del DI Manuel PasOs Arano RcviJItn de la Acotlemla dc Geogratia e HistOlia de Nicaragua ('rOmO VI,

Nus 2 y 8, H144\

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