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mente un tiempo intermedio, pasado en lugares donde el nombre de lo Patria no se pronuncia en vano

Esos lugares me parecen ahora un lejano sueño, y por querer hacer que la triste realidad nica– ragüense cambiara fundamentalmente y llegara a ser mi Patria, grande y libre, y mi pueblo feliz y respe– tado como aquellas Patrias y aquellos pueblos que ahora me parecen sueño, dejé primero mi comodidaq y mi fomilia para venir después a saber que ya vencido y preso quieren quitarme también a mi Patria

Los Abuelos

26

Noviembre

1959

7 S

ON las cinco y media de la tarde, y un viento fuel1e azota el techado de nLlestra prisión La'

tejas de zinc traquean incesantemente y las puel tas de madera suenan como vibradores de te·

legrafía

Parece que vamos en un gran velelo cuyos mástiles rechinan con violencio, pero cuyo piso in– móvil, es mós firme que una roca El viento y el mor me seducen Por lo estrechísima ventana de mi cel– da veo pasar los relómpagos y recuerdo que siempre he deseado navegar Recorrer lagos y ríos, entrar en el océano profundo y avistar lo tierro solamente como símbolo, como una raya lorgo en el horizonte

Nunco, o casi nunca, he podido hacerlo

De muchacho, y ocasionalmente, navegaba en los veleros que cruzaban el Gran Lago Tuve te– rror y afición al mismo tiempo por un escollo situado detrós de las isletas de Granada Le llaman "el dientón, y simula un inmenso colmillo que emerge de las aguas con sus filetes bien taiados y brillante$ Posóbamos de largo las bocanas de los ríos con nombres de conquistadores españoles, y los bronceados is–

leños pilotos de aquellas naves enfilaban sin brújula ni sextante sus proas, olorosas a mecate, hacia las is~

los indígenas de los sacrificios

Buscóbamos a Tamagastad, el Dios de nuestros padres aborígenes, para llevarlo en triunfo ar– queológico a los museos, o simplemente nos lanzóbamos óvidos sobre la geografía lacustre de la Patria pa– ro llenar nuestro espíritu con bellos nombres nauales También investigóbamos el paradero de islas en– cantados Teníamos como punto de referencia las ruinas de un castillo en las isletas, y en las noches de

luna, muchas veces, en una pequeña caravana de canoas íbamos hasta allí a escuchar los cuentos de un viejo

Nos hablaba de un tesoro, y nos prevenío de no regresar mientras soplara la "suestada", nombre que daba con regocijante misterio a un viento del Sudeste que según él levantaba los chubascos

Pero nosotros éramos pequeños capitanes de nave, deseosos precisamente de hacer hasta lo im– posible por encontrarnos una noche con el viento de que nos prevenía el viejo Nunca ocurrió, como no

ocurrió tampoco, que yo volviera alguna vez a navegar por el Gran Lago fuera de aquella infancia llena

de veleros, dioses indígenas, leyendas escuchadas en los enormes cosas haciendas, y cuentos de tigres y

espantos

Allí, sobre los escenarios que un día sirvi"lon de fondo a la tragedia de Nicaragua cuando la

guerra Nacional contro William Walker, tuve mis primeros nociones de Jo que era la Patria Su tierra ter– sa, herida mil veces por la bota de los tiranos dominadores, fue escurcada por mi mano Sus campesinos sencillos, mis hermanos analfabetizados por los ambiciosos, me enseñaron a leer la verdad sin letras en los

1I0nos y las montañas Los dioses indios su hermosura monolítica y bárbara El recuerdo de los españoles,

la yirtud del honor, y los pequeños veleros que surcaban el lago a ir recto en la vida sin temor a la " sues–

todo", causante de los chubascos y de los traicioner os vientos encontrados

Luego aprendí mós Supe que nadie tenía derecho a arrebatar la decisión de su destino a un pueblo Aprendí en la historia que mis abuelos, lucharon para liberar a Nica1agua del filibusterio Walker - Eran aquellos señores cuyas pobladas barbas, asustaban mi imaginación infantil desde los marcos de sus retrate ras colgadas en la biblioteca de mi padre

Mis viejos generales!! Con sus botones dorados, sus ridículas casacas y sus hermosos proclamas

y después mi padre, recto y firme, bondadoso y sencillo, apasionado de la historia y la verd9d,

mós de una vez esperaba mi respuetsa cuando señalando a un muro de Granada me decía

-Aquí cayó Mateo Mayorga, o aqui cayó Corral, a quien Walker hizo fusilar por Patriota, acu– sóndolo de traidor a la Patrio

y luego me hablaba de como su familia se había rebelado siempre contra los tiranos, y de co– mo en los tiempos de Zelaya su padre y sus tíos pasaron años en la cárcel vistiendo el traje de rayas y

arrastrando una cadena de hierro, hasta que derrocaron al tirono

Así fue mi educación y nadie pudo evitarlo

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