This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Mantiene aquella Cáncitlería que el principio de no intervención de un estado en los asun– tos internos de otro, aceptado también unánimemente por las naciones de América, no es con– tra-puesto a la posibilidad de una intervención colectiva multilateral, porque lo lesivo de la sobe– ranía es la intervención de un solo estado, por su propia y arbitraria determinación en los asun– tos internos de otro. El principio de no intervención no puede extenderse hasta el grado de cons– tituir un derecho de cualquiera de los estados paro ponerse a su abrigo y violar el otro principio del respeto debido a los derechos esenciales del hombre y del ciudadano.
Como Ud. ve no me inquieta la conciencia, según lo imagina, situarme en la defensa de una tesis en la cual estoy protegido por el inmenso prestigio del Uruguay.
Esa tesis la recogió el Secretario de Estado Sr. Herter para proponer que fuese aplicada
a la República Dominicana. La recogí ro la primera vez para proponerla al Sr. Vice-Presidente Nixon como una solución del problema de Cuba, que habría evitado la tragedia del gobierno marxista. La presenté, también para Cuba, a la Sociedad Interamericano de Prensa en Was– hington en 7956. !=spero que a no muy largo plazo la prevalencia de esta tesis haya ganado para la democracia a todo el continente.
Además de que no puedo conceder a Ud., por mucho que lo quisiera, autoridad para ha– cerme censura con motivo de aquella propuesta.
Infortunadamente, la generalidad de los' dirigentes de los dos partidos tradicionales de su
país, ha mantenido una morbosa inClinación a poner su respectiva causa política al amparo de los Estados Unidos, lo mismo para un barrido que para un fregado, cuando no la entrega a la suerte de las armas.
Una pasión irrefrenable arrastró a un gran sector de los nicaragüenses a aceptar como Presidente de Nicaragua al jefe de los filibusteros, William Walker, para impedir el acceso al poder de sus hermanos nicaragüenses, pero adversarios políticos, lo cual condujo a la guerra de Centro América contra los invasores.
Ni aún el General César Augusto Sandino que levantó heroicamente un ejército para en– frentarlo a las fuerzas norteamericanas, atrayendo la admiración del mundo, pudo sustraerse a
esa pasión de situar el odio a sus enemigos los conservadores nicaragüenses por sobre el odio al invasor extranjero. Empaña su gloria una carta dirigida al General Mancada el 24 de mayo de
1927, en la cual se resiste a aceptar a don Adolfo Díaz como Presidente y propone que, para que las elecciones que se anunciaba,! fuesen libres, se hicieran "bajo la garantía del Presidente de los Estados Unidos"; y la otra carta que en el mismo mes y año envió de Yalí al jefe del des– tacamento de marinos norteamericanos estacionados en Jinotega, en la cual manifiesta que si los Estados Unidos de buena fe han intervenido en Nicaragua, deben aceptar como condición para de– poner las armas, que asuma el poder un gobernador militar de aquel país mientras se realiza– ran las elecciones presidenciales supervigiladas por los mismos marinos.
Son escasos los nicaragüenses libres del pecado de haber preferido la intervención extran– jera a la asunción al poder de sus adversarios políticos. Lo digo con el vivísimo dolor que me pro– duce por el amor que profeso a Nicaragua y a sus hijos; pero las lecciones de la historia están escritas y sería necio o torpe negar las amargas verdades en ella resplandecientes o incurrir en la tentativa de desfigurarlas.
Si bien ha sido muy generalizado ese pecado, a Uds. los señores Somoza les correspon– de el mayor lote de responsabilidad en esa conducta política. Su señor padre defendió con en– cendida palabra que las elecciones presidenciales de 7928 fueran supervigiladas por los mari– nos de los Estados Unidos; y surgió como una de las figuras de primera línea, en el pacto llama– do del Espino Negro, que entregó la soberanía de Nicaragua al representante personal del Presi– dente Coolidge y de cuyo pacto deriva el poder que Uds. ejercen desde 1936.
La siguiente carta del Coronel Henry L. Stimson pone de manifiesto hasta donde llegó la intervención que había sido solicitada, incluyendo la creación de la fuerza militar norteamerica–
na llamada la Constóbularia, en donde tuvo origen la actual Guardia Nacional.
"Tipitapa, Managua, 77 de mayo de 1927. Señor General José María Mancada, Tipitapa. - Estimado General Mancada: Con satisfacción me he ~nterado de las facultades depositadas en Ud. por su Ejército para arreglar el desarme general. También me complaz–
co en expresar claramente a Ud. y a su Ejército la actitud del Presidente de los Estados Uni– dos acerca de este asunto. Al esforzarse por poner fin a esta guerra, le anima al Presiden–
te Coolidge tan sólo el deseo de procurar beneficio al pueblo de Nicaragua y de conseguir para dicho pueblo una elección libre, equitativa e imparcial. Creo que solamente por me– dio de tales elecciones libres e imparciales se puede asegurar una paz permanente en Nica– ragua. Para conseguir esto en 1928,.be accedido a la solicitud de que Representantes Ame– ricanos escogidos por él supervigilen la elecci~n.
-15-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »