14. Desactivar la bomba de tiempo

Al gobierno de Bolaños ahora le tocaba enfrentar con urgencia la enorme crisis financiera que recibía, crisis aumentada por la quiebra fraudulenta de los bancos, por una creciente deuda interna y un déficit fiscal similar al que el FSLN entregó al gobierno de la UNO en 1990. Tenía que convencer y reconquistar a los donantes y organismos internacionales, cansados del mal manejo de fondos de la cooperación, y lidiar contra la adversa actitud del doctor Alemán de querer seguir gobernando desde la presidencia de la Asamblea Nacional.


Don Enrique describía la importancia del tema económico explicando que “sin maíz no hay tortillas”, dando a entender que sin recursos (sin dinero) no hay escuelas, no hay medicinas, no hay carreteras, no hay creación de empleos para triunfar en el combate contra la pobreza.


El economista José Luis Medal en artículo del 15 de noviembre, diez días después de las elecciones de 2001, en el diario La Prensa describió la deteriorada situación económica que heredaría el nuevo gobierno y dijo:


Nicaragua tiene, hoy por hoy, un déficit fiscal insostenible, y el déficit comercial más alto de América Latina, en términos relativos. […] Las reservas internacionales están exhaustas, como resultado de las fraudulentas quiebras bancarias y del incumplimiento del acuerdo interino con el FMI, y se ha reducido en este último año, la tasa de crecimiento de la economía.
El nuevo gobierno enfrentará serios desafíos en el campo económico. Tendrá que reducirse el insostenible déficit fiscal, sin afectar el gasto social, promover una reactivación sostenida de las escuálidas exportaciones, reducir el enorme desequilibrio externo, hacer frente a la creciente deuda interna, restablecer el nivel de las reservas internacionales, y combatir simultáneamente la pobreza y la corrupción.1
 

 

FMI prevé crisis económica cercana

 

Una semana después de haberse dado las elecciones y ganado la presidencia don Enrique, vino una misión del Fondo Monetario con un objetivo único y exclusivamente a preguntarnos “si estábamos claros de las circunstancias macroeconómicas y financieras en las cuales se encontraba el país”. Nos habían dicho que había dos grupos de gente en el Fondo, unos que decían que íbamos a llegar a una crisis en 30 días y otros que íbamos a llegar a una crisis en 60, los más optimistas.2


Por tanto, don Enrique viajó de inmediato con su equipo económico a Washington, Bruselas y Madrid, en busca de ayuda para desactivar la bomba económica-financiera que estaba a pocos meses de estallar.


Visitó también a sus pares centroamericanos para manifestarles que dará mucha importancia a la política de estrecha amistad y especialmente a la de fortalecimiento de la integración económica: Unión Aduanera y Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con Estados Unidos y posteriormente otro con la Unión Europea.


Por invitación del George W. Bush, Bolaños lo visitó en la Casa Blanca el lunes 19 de noviembre de 2001; y aprovechó también para reunirse con el secretario de Estado Colin Powell; con congresistas norteamericanos; con miembros de la comunidad nicaragüense y con organismos internacionales, especialmente el FMI.

 


Arranque del CAFTA


En esa ocasión Bolaños solicitó al presidente Bush negociar un tratado de libre comercio con Centroamérica. Bush se mostró sorprendido y cuestionó la enorme disparidad de la capacidad de los contratantes. Bolaños le refutó y le aclaró que el comercio entre Estados Unidos y Centroamérica es mayor que el de Estados Unidos con Rusia, India e Indonesia, juntos. Bush preguntó a su asesora Condoleezza Rice, presente en la reunión, quien le confirmó que así era. El presidente quedó gratamente sorprendido y ofreció darle seguimiento a esa solicitud. De esta forma se inició el proceso de negociaciones del famoso TLC que llegó a materializarse con el nombre de CAFTA, siglas de Central America Free Trade Agreement, al que posteriormente se adhirió República Dominicana que terminó llamándose DR-CAFTA (Dominican Republic-Cafta).



Nicaragua tiene el peor record de todos los países


En la reunión de Bolaños con el FMI, acompañado de su delegación,3 el presidente director del FMI, Horst Köhler, acompañado también de sus asesores, dejó cortésmente claro que necesitaba esperar resultados de la gestión del nuevo gobierno de Nicaragua antes de comprometerse a ofrecer la restauración de la asistencia económica del FMI. Esto cayó como un balde de agua fría a Bolaños y su delegación, porque señalaba que atacar la mala situación económica-financiera de Nicaragua sería cosa muy difícil de ejecutar sin la asistencia del FMI. El director Köhler acompañó a los visitantes al elevador y en ese vestíbulo describió con meridiana claridad y franqueza las dificultades que el FMI había tenido con todos los gobiernos de Nicaragua desde 1980, cuando tuvo que abandonar varias veces la asistencia al país —con el sandinismo, con doña Violeta y con Alemán— y que ahora esperará a ver la política que seguirá este nuevo gobierno. El doctor Mario Alonso resume lo que dijo Köhler cerca de los elevadores:

 

—Déjeme decirle, presidente Bolaños, ¿sabe usted cuál es el problema que tiene Nicaragua?
Don Enrique se queda un poquito sorprendido, porque hay tantos problemas, no le contesta nada y le dice: “a ver, dígame”.
—Mire, le voy a ser franco, “el problema de Nicaragua no es que tiene mal record, sino que tiene el peor de todos los países”.
Además de la reunión, que había sido difícil, me imagino que el director gerente del Fondo se quedó para pasarle este mensaje al presidente Bolaños, al final.4


 
El 26 de noviembre el diario La Prensa de Managua reportó que Estados Unidos apoyará fuertemente al nuevo gobierno de Nicaragua, dijo el miércoles 21 de noviembre el secretario de Estado norteamericano Colin Powell, tras reunirse con el presidente electo Enrique Bolaños en el Departamento de Estado, durante una visita en la que gestionará ayuda para su gobierno, informó ayer el futuro mandatario. […] El presidente electo brindará una conferencia de prensa en la Sala de Protocolo del Aeropuerto Internacional de la capital, para hacer importantes anuncios, informó el vocero Alejandro Fiallos.5


El sábado 8 de diciembre de 2001, Bolaños inició otra gira por varios países de Europa, en la que tuvo entrevistas con los principales responsables comunitarios de la Unión Europea, en Estrasburgo; y en España con el presidente Aznar y el rey Juan Carlos.

Bolaños estuvo casi dos semanas fuera del país y a su regreso manifestó que el parlamento europeo descongelará 216 millones de euros que, aunque habían sido aprobados bajo la administración de Arnoldo Alemán, habían sido retenidos; y que recibió felicitaciones por parte de muchas autoridades, quienes le hicieron ver que ahora miraban a Nicaragua de otro modo.


En cuatro semanas, entre el 19 de noviembre y el 16 de diciembre, como presidente electo, Bolaños estuvo en Washington, México, Bruselas, Madrid, Estrasburgo y las capitales de Centroamérica.  Tuvo una agenda muy intensa sentando las bases con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en busca de ayuda para superar la crisis financiera que heredaba, así como tratar de reparar, ante gobiernos amigos, la imagen dañada de Nicaragua.6



Agenda de Alemán y PLC


Mientras Bolaños y su selecto equipo financiero y económico, desde antes de asumir sus cargos andaban afanosamente dedicados a estabilizar las finanzas del país y atraer inversiones tras la enorme crisis que heredaban, el entorno político del PLC caminaba más bien con una agenda populista y partidista. Algunos ejemplos siguen a continuación:

 

  • A los ocho días de haber concluido su período presidencial, Arnoldo Alemán asumió la presidencia de la Asamblea Nacional.
  • El PLC propuso en la Asamblea Nacional una iniciativa de ley para la creación del 14vo mes de sueldo para los trabajadores. En el COSEP fue vista como una movida populista en su contra por apoyar las iniciativas del presidente Bolaños.7
  • Desde el comienzo de su mandato nacieron en la Radio 560 La Poderosa y en La Trinchera de Noticia —ambos medios de Arnoldo Alemán— críticas constantes encaminadas a desestabilizar el gobierno de Bolaños.
  • El presidente Bolaños anunció ahorros sustanciales consistentes en un recorte del 35% en los sueldos de los funcionarios; que los funcionarios no viajarían en primera clase; y que no se comprarían vehículos nuevos ese año.8 Mientras tanto, el presidente de la Asamblea Nacional, doctor Arnoldo Alemán, pidió aumento de sueldo para los diputados9 y ninguno de los otros poderes del Estado quiso seguir el ejemplo y recomendación del ejecutivo, alegando que ellos son soberanos en su administración.
  • A finales de febrero de 2002, el diario La Prensa reportó que se discutía en la Asamblea Nacional la Ley de destituciones de funcionarios públicos que, según analistas políticos, la propuesta tenía el sello evidente del titular del parlamento para ejercer mayor control en los poderes del Estado.10

 

Ya era un secreto a voces que el doctor Alemán no dejaría gobernar al ingeniero Bolaños y que le haría la vida imposible desde la Asamblea Nacional.11


El 3 de marzo de 2002, los liberales organizaron un evento de apoyo a su líder, el doctor Alemán, quien aprovechó para pedir que no dejaran entrar en las filas del PLC “a los ingratos y traidores que son peores que asesinos y ladrones”, en clara alusión a Bolaños y sus funcionarios.12


El 12 de julio de 2002, al finalizar la Convención Ordinaria del PLC Alemán declaró: “dejo a Bolaños sin partido y en franca guerra” y acordaron: no más desayunos ni diálogos bilaterales.


En las pláticas de “alemancistas” con el FSLN del 18 de enero de 2002 —al margen del presidente Bolaños y apenas a los ocho días después de haber asumido la presidencia— concertaban la recomposición de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y una modificación al Consejo directivo de la Contraloría General de la República.13



Alemán quería que Bolaños durara solo 6 meses


Cabe recordar que a finales de marzo o comienzos de abril de 2001 (cuando el doctor Alemán todavía era presidente y Bolaños apenas planeaba su campaña electoral), se produjo una reunión en casa de don Álvaro Solórzano, con asistencia del presidente Alemán, miembros de su gabinete, la junta directiva de la Cámara de Comercio de Nicaragua y, entre otros, el licenciado Norman Caldera Cardenal, quien en 2011 rememora que:

 

Hace 10 años, casi al día, a finales de marzo o principios de abril de 2001, en la casa de Álvaro Solórzano invitó a la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Nicaragua y una parte del gabinete de gobierno de Arnoldo Alemán. En esa reunión Arnoldo dijo que entre sus planes estaba que don Enrique iba a estar en el poder únicamente seis meses porque después iba a venir una constituyente que lo iba a instalar a él como presidente. O sea que a don Enrique le daba seis meses. Como esa conversación vino después de la cena, y antes de la cena hubo abundantes tragos, la verdad es que en ese momento yo no le di la importancia que aparentemente tenían las declaraciones de Arnoldo. Cuando llegó don Enrique a la presidencia, se comenzaron a dar una serie de acontecimientos que me hicieron pensar que en realidad era en serio, que Arnoldo venía con ese plan incluyendo el hecho de que se hizo elegir presidente de la Asamblea Nacional.




Alemán quiso aún más poder


El domingo 24 de febrero de 2002 —al mes y medio de vigencia del gobierno Bolaños— el diario La Prensa reportó la tentativa de Alemán de obtener mayor control personal sobre el poder ejecutivo:


La precaria estabilidad política estuvo a punto de derrumbarse la semana recién pasada, cuando la bancada liberal en el Parlamento amenazó con someter a discusión y aprobación una iniciativa legislativa denominada “Ley de Destituciones de Funcionarios Públicos”, proyecto que se habría convertido en el preámbulo de la destrucción institucional que estremecería los cimientos de la sociedad nicaragüense. Según analistas políticos, la propuesta tenía el sello evidente del titular de la Asamblea Nacional, Arnoldo Alemán, a quien señalaron de intentar ejercer mayor control en los poderes del Estado y las entidades autónomas.




Ortega: “un golpe de Estado a la institucionalidad”


Esta tentativa de Alemán de aprobar en la Asamblea Nacional su anteproyecto de Ley de Destituciones de Funcionarios Públicos trajo una reacción generalizada de varios sectores sociales.


El secretario general del FSLN, Daniel Ortega, calificó la iniciativa de ley como “un golpe de Estado a la institucionalidad”. Por otro lado, el presidente Enrique Bolaños sugirió la cancelación de esa discusión en la Asamblea Nacional, invocando una resolución de la Corte Suprema de Justicia que en 1995 declaró improcedente una iniciativa similar, que estableció jurisprudencia.
 

 

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1 Medal, José Luis, Desafíos económicos del nuevo Gobierno. En diario La Prensa, del 15 de noviembre de 2001

2 Grabación de entrevista dada a Enrique Bolaños Abaunza. Archivada en Fundación Enrique Bolaños

3 Mario Alonso, Eduardo Montealegre, Mario De Franco y Norman Caldera

4 Grabación de entrevista de Mario Alonso sobre mensaje de Horst Köhler acerca del record de Nicaragua. Original archivado en Fundación Enrique Bolaños

5 La Prensa, Millonario apoyo a Bolaños, 26 de noviembre de 2001

6 El Nuevo Diario, Unión Europea ofrece más ayuda a Bolaños, 11 de diciembre de 2001

7 La Prensa, Cosep en contra del decimocuarto mes, 17 de enero 2002

8 El Nuevo Diario, Gobierno se ajusta faja, 2 de febrero de 2002

9 La Prensa, Alemán quiere aumento, 5 de febrero de 2002

10 La Prensa, Diputados liberales divididos por legislación de destituciones, 24 de febrero de 2002

11 El Nuevo Diario, Gobierno bicéfalo en la cuerda floja, 4 de febrero de 2002

12 La Prensa, Pugna Alemán-Bolaños, 3 de marzo de 2002

13 El Nuevo Diario, Pláticas arnoldismo-FSLN, 18 de enero de 2002