Amnistías No. 17, 18 - Concedidas por Pedro J. Chamorro - 1875 y 1877

Después de la presidencia de don Fernando Guzmán (1867-71) siguió la de don Vicente Cuadra (1871-75), que fue una “lección histórica de un gobernante ejemplar”, tal como muy bien lo expresa el título de la obra del historiador Jorge Eduardo Arellano, dedicada a este gobernante.1


En el transcurso de la administración de don Vicente Cuadra hubo algunas pequeñas intentonas de revueltas por parte de sus enemigos, sin hechos que lamentar, pero a medida que se acercaban los comicios para elegir al siguiente gobernante, de la calma relativa se pasó a la obsesión electoral y se llegó a un estallido de pasiones. Así lo expresa el propio presidente Cuadra en su mensaje de instalación del Congreso el 13 de enero de 1875:


… Con motivo de las pasadas elecciones de autoridades supremas se tentaron todos los resortes capaces de perturbar el orden público. […] los actos electorales se practicaron en lo general en paz y con regularidad siendo de sentirse que, en algunos pueblos, se hayan cometido abusos y desórdenes que poniendo de manifiesto el poco aprecio que hacen de la amplia libertad de que disfrutan, tratan de desvirtuarla dando lugar a medidas represivas por parte de la autoridad.2



El estallido de “El Chilamate” del 27 de febrero de 1875


Esta agitación pos electoral y antes de la toma de posesión de Pedro Joaquín Chamorro a la Presidencia de la República, se manifestó de manera especial en la revuelta de “El Chilamate”, el 27 de febrero de1875, último mes del gobierno de don Vicente Cuadra. Fue el inicio de una serie continua de levantamientos que luego también continuarían en el siguiente gobierno, el de don Pedro Joaquín Chamorro (1875-79), durante todo el año 1875. De ello hace profesión de fe uno de sus activistas, el periodista don Enrique Guzmán, hijo del expresidente Fernando Guzmán:


El año de 1875 fue el año de las conspiraciones. Hubo por lo menos una cada mes. Comenzó la serie por la famosa del Chilamate (en febrero) y terminó por la de Chambó (en noviembre)… Y esto nadie puede saberlo mejor que yo, puesto que anduve mezclado en varias de aquellas zaragatas.3

 

NO HAY SEGUNDA SIN PRIMERA


Desde la independencia en 1821, don Pablo Buitrago Benavent, fue el primer gobernante (Director de Estado, se llamaba entonces) de Nicaragua, electo por el voto popular bajo la nueva constitución de 1838 y que desempeñó todo su período (que era de dos años) de abril 1 de 1841 a abril 1 de 1843 sin nunca separarse del cargo por ningún motivo.


Treinta años después, don Vicente Cuadra fue el segundo, ya entonces llamado Presidente bajo la Constitución de 1858, quien también nunca se separó de su cargo (que ya era de 4 años) de marzo 1 de 1871 a marzo 1 de 1875, por ninguna razón.

Esta revuelta de El Chilamate estalló —mejor dicho, quedó frustrada— el 27 de febrero cuando se reunieron los revoltosos en las afueras de León en un lugar llamado “El Chilamate”. Estaban armados y tenían la intención de tomarse el cuartel, pero las autoridades, apoyadas por algunos vecinos, vencieron la sedición y capturaron a varios de los sediciosos, a quienes se les enjuició. Dijo el doctor Rosalío Cortés que esto “era una emanación del triunfo de la candidatura de don Pedro Joaquín Chamorro sobre la del Licenciado Buenaventura Selva”.

 

La presidencia de Pedro Joaquín Chamorro


Así estaba la situación del país cuando dos días después del intento frustrado de la revuelta de El Chilamate, el presidente electo, don Pedro Joaquín Chamorro, tomó posesión de la Presidencia de la República. El presidente saliente, Vicente Cuadra, relató en su discurso cómo dejaba la nación en lo económico, político, social y cómo la paz estaba tensa, porque los “obreros del mal” seguían haciendo su “trabajo sordo y perseverante”. Llamaba a la sociedad a la cooperación con el Gobierno legítimo, para que Nicaragua progresara.



La amnistía del 28 de abril de 1875 – Amnistía No. 17


La acción de El Chilamate tuvo consecuencias inmediatas, pues hubo capturas de quienes directa o indirectamente habían participado en esa sedición. Los capturados fueron llevados a prisión y juzgados. Otros de los participantes pudieron huir, pero siempre pesando sobre ellos la posibilidad de captura y de juicio. Algunos de los señalados como caudillos de esa sedición, el magistrado de la Corte, don Buenaventura Selva, y el senador, don Francisco Balladares, habían sido expulsados de la República y todo este ambiente no creaba un clima de verdadera paz en el país.


En una junta de ministros se aceptó la conveniencia de conceder una amnistía a los sediciosos de El Chilamate exiliados en el extranjero, pero el ministro de Relaciones Exteriores se opuso. El asunto fue tratado también en las Cámaras legislativas, pero tampoco lo aceptaron. Sin embargo, el presidente Chamorro, para ayudar a la pacificación total, cuando las Cámaras cerraron por receso promulgó el decreto de amnistía general, que incluía absolutamente a todos los implicados en la revuelta de El Chilamate, en cualquier grado de participación, directa o indirecta.4


La amnistía fue promulgada el 28 de abril de 1875 y resaltaba que “cualquiera otra tentativa de trastorno del orden público deberá ser castigado irremediablemente con la severidad que prescriben las leyes”. Por tanto, quedaban libres de cualquier culpa, los participantes en los hechos del 27 de febrero, pero dejaba la puerta abierta al juicio para cualesquiera que intentara de nuevo la sedición. (Vea Anexo 17).


Siguen los antagonismos


A pesar del decreto anterior, los conflictos entre liberales y conservadores, entre León y Granada, siguieron, siempre en la lucha por el poder. Dos días después de la amnistía, el ministro Ayón informó al comandante de Corinto que unos rebeldes tenían en el pueblo hondureño de Opoteca un considerable número de rifles ocultos y que don Dolores Rodríguez es quien las traería para efectuar un trastorno en la República. La acción del Gobierno, lo evitó, al igual que otros intentos frustrados, también.


Los conflictos no eran solo internos. A nivel centroamericano, el presidente Justo Rufino Barrios, de Guatemala, causó trastornos en Honduras y El Salvador donde en 1876 impuso en la presidencia a Marco Aurelio Soto5  y trató de aislar a Nicaragua aduciendo aspectos de carácter religioso por la presencia en este país de los jesuitas, quienes poco tiempo antes habían sido expulsados de Guatemala.


El 8 de noviembre de 1875 un español de apellido Chambó intentó apoderarse de los vapores del lago y del río San Juan, del dinero que llevaban y de las armas que estaba importando el Gobierno. También fue abortado por las autoridades.6



El decreto de expulsión del 17 de noviembre 1875


Ante estos sucesivos sucesos, el 17 de noviembre de 1875 el presidente Pedro Joaquín Chamorro emitió un decreto para expulsar del país a algunos rebeldes y confinar a otros a distintos lugares del interior de Nicaragua:


Arto. l.- Se extrañan de la República a los señores Lcdos. don Buenaventura Selva, don Wenceslao Mayorga y don Juan Prado, a don Cleto Mayorga, don Leandro Lacayo, don Fernando Bone y don Enrique Guzmán.

Arto. 2.- Se confinan a Somotillo a los Presbíteros don José y don Román Martínez a don Tristán Martínez don Agatón Solórzano: a La Libertad a don Eleodoro Moreira, don Macario Estrada, don José Olivares, don Vicente Alvarez y don Félix Pedro So1órzano; y a la isla de Ometepe a los señores don Pío Castellón, Lcdo. don Pascual Fonseca, don Pascual Salamanca, don Serapio Orozco, don Dolores Rodríguez y don Aurelio Selva.

 

Acto seguido, cinco días después el Gobierno acordó expulsar del territorio de Nicaragua a Roberto Vicente Chambó y al forastero Francisco Fuentes.



La amenaza Máximo Jerez-Guatemala-Costa Rica


Mientras sucedía todo lo anterior, Máximo Jerez, ideólogo y caudillo liberal, a quien siempre apoyaba el Partido Liberal de Nicaragua y a quien también se le agregaron algunos amigos inconformes, llegó a Guatemala donde obtuvo el beneplácito de Justo Rufino Barrios para ir, en marzo de 1876, a invitar al presidente Tomás Guardia a apoyar a las naciones centroamericanas en su lucha contra Nicaragua, a cambio del apoyo a los reclamos de Costa Rica del territorio fronterizo. El gobierno de Costa Rica, con semejantes promesas, encontró las puertas abiertas para lograr sus objetivos territoriales, y no dudó en apoyar al Partido Liberal de Nicaragua, contra el gobierno de Chamorro, al que acusaba, incluso, de haber conquistado la presidencia por medio de la presión y del fraude. Acuerdo del gobierno costarricense:

 

San José, marzo 25 de 1876. Reunidos S. E. el señor general Presidente, los Secretarios de Estado Morales y Herrera, y los miembros de la Comisión Permanente Bonilla (M. A.), Borbón, Bonilla (Dionisio), Pacheco y González con el fin de considerar la situación respecto a Nicaragua, para que se aconseje al Presidente el camino que deba adoptarse; después de considerar los actuales acontecimientos que se están sucediendo en Centro América…

[…]

3º: que en tal concepto sólo queda un medio para poner término a la situación, que es el de apoyar la revolu¬ción en Nicaragua con el fin de que el Partido Liberal pueda derrocar la administración del señor Chamorro y colocar un Gobierno amigo que nos dé plenas garantías de reconocer los derechos de Costa Rica:

[…]

Se acordó:

1º.- Que se apoye de una manera decidida y eficaz la revolución de Nicaragua que tiene por objeto derrocar la administración del señor Chamorro y colocar en el poder al Partido Liberal, estipulando con los Jefes de éste, previamente, el reconocimiento de los límites naturales de Costa Rica en el Lago y Río San Juan en toda su extensión.

 

2º.- El Presidente se pondrá de acuerdo con el Gobierno de Guatemala para obtener más fácilmente el triunfo de la revolución y garantizar a Costa Rica sus derechos de limítrofe en el Lago de Nicaragua y Río San Juan en toda su extensión".- Manuel Antonio Bonilla, Francisco Pío Pacheco, Dionisio Bonilla, Cleto González, Braulio Morales, Vicente Herrera, Juan Borbón.7



Esa invasión fracasó


Ante esta anunciada invasión, el presidente Chamorro designó al general Joaquín Zavala para hacer frente a los costarricenses, si estallaba la contienda; el 11 de mayo de 1876 promulgó un decreto declarando el Estado de Sitio en el territorio nacional; y el 20 de mayo, para poder asumir la conducción de los ejércitos, depositó la presidencia interina en el senador don Pedro Balladares.


Enrique Guzmán narra en su Diario íntimo que pasó el tiempo y la invasión a Nicaragua no llegaba; que los dineros se agotaban y que los conflictos y celos aparecieron entre los nicaragüenses; que llegó a existir enorme desilusión en la Falange; que se hacían recriminaciones mutuas se culpaba especialmente a Jerez (29 de septiembre en el Diario). Al día siguiente, escribía muy desilusionado de todo lo vivido en ese año y del peligro de que se produjese la muerte del Partido Liberal de Centroamérica.


Un mes más tarde, tal como lo había previsto don Enrique, se disolvió la Falange: “Recibo carta de Mejía (J.A.) fechada en La Brea. Me informa del triste cuadro que presentaba Nacaome en el momento de la disolución de la Falange que tuvo lugar el 8 a las 2 p.m.” (Día 12 de noviembre, en el Diario). El proyecto de invasión había, pues, fracasado.


En Costa Rica, el sucesor del presidente Guardia, don Aniceto Esquivel, era un pacifista y consideraba que la guerra siempre era un azote para la nación y, además, no la concebía en pueblos civilizados y cristianos, porque pensaba que había otros medios más propicios para resolver los conflictos.



Algunas “amnistías” o “indultos” personalizados de 1876


Esteban Escobar en la página 40 de su Biografía de Pedro Joaquín Chamorro ofrece algunos fragmentos de acuerdos de indultos concedidos por el Gobierno de Chamorro a individuos específicos: a don Macario Estrada implicado en lo de Chambó que había sido confinado a La Libertad, Chontales, quedó libre para regresar a su domicilio; a los expatriados señores Fernando Bone, Pascual Fonseca, Vicente Álvarez, Dolores Rodríguez, Heliodoro Moreira, Serapio Orozco, Dolores Medrano y Francisco Zapata, para que puedan regresar del exilio.8


Y concluye don Esteban Escobar expresando, que a don Enrique Guzmán, que era el alma principal de lo de Chambó, se le ofreció el salvoconducto, pero él no lo aceptó, alegando que solamente lo haría si se ofrecía a todos los emigrados. No obstante, en enero le avisaron de su casa que podía regresar porque había órdenes de que no se le molestase. Y regresó el 28 de febrero de 1877, y nadie le creó problemas.



La amnistía del 12 de marzo de 1877 — Amnistía No. 18


El miércoles 10 de enero de 1877, a la una y media de la tarde se verificó el acto solemne por el que el presidente interino, don Pedro Balladares, devolvió el Poder supremo que en él había depositado don Pedro Joaquín Chamorro.


En medio de este ambiente, el Gobierno decidió promulgar otro decreto de amnistía general para todos cuantos, por cualquier circunstancia, se hubieran enrolado en cualesquiera de los movimientos revolucionarios tenidos durante los dos años de su mandato y derogaba el decreto del 17 de diciembre de 1875, en el que había mandado al exilio o había confinado a varios ciudadanos. Ahora promulgaba una amnistía general e incondicional. (Vea Anexo 18).



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Anexo 17
28 de abril de 1875
Amnistía N° 17
Otorgada por Pedro Joaquín Chamorro A.

Nota: Se preserva la grafía original
El Presidente de la República de Nicaragua,


Considerando: que por consecuencia de la asonada que tuvo lugar en León el 27 de febrero próximo pasado se ha formulado un proceso contra algunos que fueron aprehendidos y se hallan en prisión, y que debería formularse otro contra varios individuos comprometidos en aquel movimiento, que andan fugitivos, cuando comparecieran o fueran capturados por la autoridad competente; y


Considerando: que hallándose la República en paz, un acto de benignidad restituirá a sus hogares a los que se han extraviados del camino del orden y la legalidad a que los llama el deber, y pondrá término a las consecuencias de aquel suceso: siendo entendido, que si por un espíritu de conciliación y armonía entre los nicaragüenses es conveniente el olvido de aquel funesto acontecimiento, cualquiera otra tentativa de trastorno del orden público deberá ser castigada irremediablemente con la severidad que prescriben las leyes,


Por tanto: y en uso de las facultades que le concede la fracción 23 del artículo 55 de la Constitución de la República,


Decreta:


Artículo único.- Se concede amnistía a todos los que directa e indirectamente hayan tomado parte en la asonada que se efectuó en León el 27 de febrero pasado, debiendo en tal virtud cesar todo procedimiento judicial; sin perjuicio de la responsabilidad por delitos comunes cometidos contra particulares.


Comuníquese.- Managua, abril 28 de 1875.- Pedro J. Chamorro.9



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Anexo 18
12 de marzo de 1877

Amnistía No. 18
Otorgada por Pedro Joaquín Chamorro A.

Nota: Se preserva la grafía original



El Presidente de la República a sus habitantes.

Sabed: Que el Congreso ha ordenado lo siguiente:

El Senado y Cámara de Diputados de la República de Nicaragua,


Decretan:

 

Art. 1º.- Concédese amnistía, amplia e incondicional, a favor de todos los nicaragüenses comprometidos en los varios movimientos revolucionarios intentados dentro y fuera de la República, durante el bienio que acaba de pasar.

 

Art. 2º.- Queda derogado el decreto gubernativo de 17 de noviembre de 1875, sobre expulsión y confinamiento.

 

Dado en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados.- Managua, marzo 10 de 1877.- Francisco Reyes, D. P.- Francisco del Castillo, D. S.- Agustín Duarte, D.S.- Al Poder Ejecutivo.- Salón de sesiones de la Cámara del Senado.- Managua, marzo 12 de 1877.- Fernando Guzmán, S. P.- Isidoro López, S.V.S.- J. Gregorio Cuadra, S.S.- Por tanto: Ejecútese.- Managua, marzo 12 de 1877.- Pedro Joaquín Chamorro.- El Ministro de Gobernación, A.H. Rivas.-10


De esta manera, el tiempo restante del período de don Pedro Joaquín Chamorro transcurrió con bastante calma, no volvió a abandonar la Presidencia de la República hasta que finalizó su período el 1º de marzo de 1879, cuando lo entregó el poder al siguiente mandatario, don Adán Cárdenas

 

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1 Arellano, Jorge Eduardo: Don Vicente Cuadra: lección histórica de gobernante ejemplar, Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, Managua 2008.

2 Gaceta oficial de la República de Nicaragua, No.3, 16 de enero de 1875.

3 Escobar, op. cit., p. 24. Cita a Enrique Guzmán. En: Revista Conservadora, mayo 1968, No. 92. Disponible en clic aqui

4 Ortega Aramcibia, Francisco, Cuarenta años de historia de Nicaragua – 1838-1878. Colección Cultural del Banco de América, 1974, Serie Histórica No. 6, p. 490. Disponible en clic aqui

5 Carta de Barrios al general José María Medina, en Ministerio RR.EE. de 1877. (Citado por P. J. Chamorro Zelaya: Enrique Guzmán y su tiempo, p. 70). Disponible en clic aqui

6 Esteban Escobar, Biografía del Gral Pedro Joaquín Chamorro. En Revista Conservadora, No.92, Mayo 1968, p.25, 2° columna. Disponible en clic aqui

7 Pasos Argüello, Luis, Canalización conjunta del río San Juan, Editorial Unión, 1976, p. 73-74.

8 Escobar, Esteban,  Pedro Joaquín Chamorro, Biografía. Revista Conservadora, N° 92,  mayo 1968, p.40. Disponible en clic aqui

9 Leyes Decretos Acuerdos   Poder Ejecutivo 1875, Decreto 28 abril 1875 concede amnistía a asonada 27 febrero. Disponible en clic aqui

10 Gaceta de Nicaragua 17 de marzo de 1877, Decreto sobre amnistía, p3.